Arde Donostia

No sé si alguno de los lectores de este blog estuvo ayer en Donostia viendo lo sucedido, pero se armó una buena. Por un lado los fachas españoles y por otro los fachas de euskolabel. Tal para cual. Resultado, calles arrasadas, autobuses y contenedores quemados. Y todos tan contentos.

El momento álgido de la batalla campal que se organizó ayer en Donostia entre la Ertzaintza y un grupo de radicales que previamente habían participado en el "festival antifascista" organizado contra la manifestación anunciada por la Falange dejó imágenes de destrozos como no se veían desde hace años en la capital guipuzcoana, además de dos detenidos y varios heridos.

El enfrentamiento alcanzó una envergadura tal que hizo imposible la llegada al centro de la ciudad de los autobuses con simpatizantes de la Falange, ocho vehículos donde viajaban unos 500 ultras que tras ser retenidos y registrados primero en el peaje de Zarautz y más tarde en el área de descanso de Aritzeta (entre Orio y Donostia), consiguieron llegar hacia las 19.00 horas al centro comercial Garbera, en las afueras de Donostia, donde los ultraderechistas realizaron un amago del acto que pretendían celebrar a las 17.00 horas en el Boulevard.

Desde las 15.00 horas, un helicóptero de la Ertzaintza sobrevolaba Donostia. Pero todo explotó a las 16.15 horas, cuando la Ertzaintza ordenó que cesaran los conciertos previstos en el festival promovido por partidos y colectivos como Batasuna, ANV, Segi, Askatasuna y LAB y pidió que se dispersara el millar de personas que se había congregado en la zona, con el fin de despejar el lugar ante la inminente llegada de los ultras, encabezados por Ricardo Sáenz de Ynestrillas.

Nada más emitir esta orden la Policía autonómica, se precipitaron los acontecimientos: jóvenes simpatizantes de la izquierda abertzale comenzaron a volcar contenedores y empezaron las primeras cargas policiales, que no cesaron hasta casi dos horas más tarde, aunque hasta las 19.00 horas siguieron produciéndose enfrentamientos aislados y el dispositivo policial se mantuvo hasta entrada la noche, ante la posible reanudación de desórdenes.

El epicentro de los disturbios que impidieron la entrada de los ultraderechistas a la ciudad abarcó desde la Parte Vieja hasta la calle Prim y desde Alderdi Eder hasta pasado el Kursaal. Los incidentes también se extendieron al barrio donostiarra de Amara, junto a la estación de autobuses, donde se estableció un potente dispositivo policial ante la presencia de numerosas personas que preveían que la llegada de los falangistas por el acceso a la ciudad por Carlos I.

Los altercados junto a la estación se saldaron con dos detenidos, y en total fueron identificadas siete personas más, según confirmó el Departamento vasco de Interior, que no pudo especificar el número de heridos en la batalla, que obligó a movilizar varias ambulancias. El Hospital Donostia comunicó que atendieron a tres o cuatro personas por los incidentes.

Todo apunta a que fueron unos 20 jóvenes encapuchados quienes lideraron la revuelta, que supuso el colapso del centro de Donostia, con una veintena contenedores volcados o en llamas en las principales vías (Boulevard, Avenida de la Libertad, República de Argentina, Okendo, Idiakez, Bergara, Hernani, San Martín y Easo, entre otras) y media doncena de sucursales bancarias destrozadas: incendiaron la Caja de Ahorros del Mediterráneo de la calle Idiakez, rompieron los cristales del BBVA que hay justo enfrente y atacaron también sedes de Caixa Catalunya, Caja Galicia y Bankoa de la Avenida de la Libertad y de otra de La Caixa situada en la calle Churruca.

El encuentro entre falangistas y simpatizantes de la izquierda abertzale finalmente no tuvo lugar, ya que estos últimos renunciaron a seguir esperando para acceder al Boulevard y se conformaron con hacer acto de presencia en el área comercial de Garbera. Allí, su jefe nacional, Manuel Andrino, dijo que no estaba dispuesto a "sentir la vergüenza y el deshonor de hacer un acto a escondidas", como si fueran "delincuentes". "Los delincuentes son ellos", añadió.

Andrino atribuyó que sus autobuses fueran retenidos a que la Ertzaintza "se ha asustado al ver tanto patriota circular por las calles y campas de San Sebastián". La concentración de falangistas en Garbera fue custodiada por numerosos ertzainas, que fueron insultados por los participantes en el acto. Los ultras portaban banderas españolas y una pancarta en la que se leía ETA, ni olvido ni perdono . Profirieron proclamas como Euskal Presoak, cámara de gas , Falange armada, ETA acabada , así como proclamas contra el Rey y la Constitución. Pasados unos minutos, la Ertzaintza les ordenó que finalizaran la concentración y tomaran el autobús de regreso, momento en el que cantaron el Cara al sol y lanzaron vivas a España.