Artículo de Javier Azpitarte Ariño y Eneko Egibar Artola, presidente y gerente de Erralde, en Noticias de Gipuzkoa.
La cadena de comercialización, el incremento de la presencia de los productos agroganaderos en la comercialización, el apoyo a la transformación y comercialización agraria, el valor añadido, etc son términos y conceptos que utiliza hoy en día el departamento de Agricultura de la Administración vasca a la hora de planificar y llevar a cabo, según parece, un futuro más digno para el agro vasco.
Pero, ¿qué significan estos conceptos? ¿Cómo se llevan a la práctica? ¿Por qué hay que involucrar al baserritarra en la cadena de comercialización? ¿Por qué es preciso fomentar una cadena de comercialización en el sector de la carne, como la que se puso en práctica en el sector lácteo vasco?
Teniendo en cuenta que la mayor parte de la producción autóctona se comercializa a través del circuito corto, es decir, con una venta directa del baserritarra al carnicero, ¿por qué es necesario crear una cadena de comercialización? ¿No sería más urgente conseguir una clara diferenciación comercial de nuestra producción?
Desde el departamento de Agricultura se señala que estas cadenas de comercialización son para que los productores puedan comercializar directamente sus productos para así poder adquirir una mejor renta e incluso abaratar el precio final. ¿Acaso hay algo más directo que la compraventa únicamente entre dos partes?
La primera cuestión sería la de incidir en por qué es necesaria la creación de una cadena de comercialización para que los productores puedan hacerlo directamente, cuando ya lo están llevando a cabo. Y es que, la mayoría de la producción autóctona de carne se comercializa bilateralmente entre el carnicero y el baserritarra. Entonces, ¿ para qué crearla? ¿No sería mejor crear unas pautas de diferenciación de la producción autóctona, con unos precios de referencia y actuar en consecuencia para que esa diferenciación exista en el mercado?
Uno tiene la sensación de que son otros los intereses que se ocultan detrás de la aclamada comercialización. Si no, ¿cómo se puede entender que la Administración vasca dé la espalda a un proyecto de matadero como el de Erralde, cuando, dentro de la CAV, es el que tiene los mejores precios para baserritarras y pastores; donde los vacunos pesan más por el faenado tradicional; y donde, por ejemplo, se excluye el sacrificio del cordero no procedente de Bizkaia para salvaguardar, más si cabe, la producción local del cordero lechal de calidad? Por cierto, actividad esta última que esta llevando al matadero a tener unos resultados exitosos en el mercado.
Ese mercado que, por supuesto, tiene nichos económicos adecuados para actuar, por ejemplo, en defensa de conceptos como el de la soberanía alimentaría, cuya aplicación, como Erralde ha demostrado, es factible.
Quizás a la Administración vasca le puede molestar abrir una brecha en el mercado con ese concepto. Concepto que estaría al servicio del baserritarra y sería ajeno a los intereses de las grandes multinacionales cárnicas, fábricas de piensos, etc, las cuales en gran medida están bajo el dominio de unos pocos lobbies alimentarios que controlan el comercio mundial.
En Erralde se comercializa directamente con los productores, ya que el matadero asume que dentro de sus funciones como matadero está la de comercializar el producto intentando evitar toda la intermediación, sin ningún añadido por gastos de comercialización. Y es que, ¿por qué tenemos que crear más estructuras, más gastos de personal, más de lo mismo?, cuando ya existen, además, comercializadoras que trabajan con la carne autóctona. ¿Por qué no buscar una mayor colaboración entre todos y crear segmentos de mercado donde se valore la producción local y artesanal, y donde se busque la diferenciación del producto?
La cuestión debiera ser qué es lo que tenemos que comercializar en lugar de hablar de cadenas de comercialización. El valor añadido del que tanto se habla debiera ir, por naturaleza, incluido en el producto. Siendo así, la estrategia comercial que se tuviera que llevar a cabo sería una cosa muy distinta. Hablaríamos de nuevas formas de presentación del producto, como platos precocinados, etc., que son muy interesantes. Pero estas nuevas formas de presentación del producto debieran de tener también como objeto una estrategia de diferenciación. Tenemos una ganadería de poco volumen, pero por ello, muy interesante a la hora de encontrar una diferenciación determinada y su lugar en el mercado.
Cuando nos hablan de una carne homogénea y globalizada en el mercado -que es de lo que se habla desde la Administración vasca- y, seguidamente, nos señalan el necesario apoyo de la Administración a la comercialización y transformación en el mercado de ese producto, ¿de qué nos están hablando? De la creación de una especie de multinacional cárnica con nombre vasco; una multinacional que tendría que trabajar con carnes no vascas y con estrategias de las grandes comercializadoras y de las grandes superficies, y bajo sus intereses. ¿Sería esto beneficioso y enriquecedor para el baserritarra? ¿Residiría en ello el valor añadido? Se habla incluso de que el baserritarra debiera de bajar el precio final del producto, se supone, para ofrecerlo en la gran distribución.
Lo que probablemente ocurra es que esa cadena de comercialización se convierta en una carga para las arcas públicas y el supuesto valor añadido se quede en esa cadena comercial que, ya en sí misma, se habrá convertido en un fin, absorbiendo en su camino el objetivo para la que fue creada.
La cadena de comercialización de la carne en Euskal Herria necesita medidas valientes y eficaces. Pero, apostar desde la administración, mediante subvenciones varias, por un modelo de mataderos en los cuales el 80% de lo sacrificado es de procedencia no CAV, no creemos que sea el mejor camino. ¿A quién le aporta mayor beneficio esa política? Y, ¿quién será el mayor beneficiado de una cadena de comercialización que abarque el concepto de la carne de manera global? Pensamos que el beneficiario en ninguno de los casos sería el baserritarra. Probablemente, esta cadena de distribución sería utilizada por las comerciales y por las distribuidoras para obtener mayores éxitos y ganancias, si cabe.
¿Cuándo recaerán los beneficios en el productor autóctono? Probablemente, cuando se realicen actuaciones valientes y con criterios soberanos a la hora de analizar de qué manera queremos producir los alimentos que nos gustaría ofrecer a la sociedad. Ya que, también el derecho de soberanía alimentaría está para ejercerlo y no para que un par de lobbies alimentarios nos concedan el permiso para ponerlo en práctica. Siendo además estos lobbies alimentarios, en parte, los responsables de que aun habiendo sobreabundancia de alimentos en este mundo globalizado, miles de personas mueran diariamente por falta de los mismos.
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