Todo es defendible en Derecho
El viejo aforismo del mundo judicial encaja como un guante a una mano en el caso de Juana Chaos. El examen judicial de las actuaciones criminales y delictivas de uno de los más sanguinarios terroristas de ETA se empezó a llenar de contradicciones el mismo día que se supo que el etarra con 25 asesinatos a su cargo y 3.129 años de cárcel de condena abandonaría la prisión en cumplimiento de la ley tras haber estado encerrado sólo 18 años.
De Juana Chaos se benefició del Código Penal de 1975, por el que se le condenó. Las redenciones de penas le libraron de 12 de los 30 años de cumplimiento máximo que regía entonces en España. Cuando le quedaba un mes para dejar la cárcel, la Audiencia Nacional le abrió una causa a cuenta de dos artículos publicados en el diario Gara.
En el primero de ellos, titulado El Escudo, el terrorista descalificaba al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero: "Quien todo lo hace para silenciar a una nación y negarle el derecho de autodeterminación es un fascista de manual y dejémonos de florituras de lenguaje". En su remate final, De Juana Chaos amenazaba: "Hace años le escuché a un muy apreciado compañero chillar con fuerza: 'Sacad vuestras sucias manos de Euskal Herria'. Sí, sacadlas porque otro camino sólo implica más sufrimiento. O el futuro terminará demostrando, sin duda, que os quedasteis sin ellas".
En el segundo artículo, el terrorista se fijaba en la directora general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, de la que utilizaba su apellido para titular el texto. En él, De Juana Chaos censuraba la política penitenciaria y hacia recuento de una serie de directores de cárceles a los que acusaba gravemente.
De Juana Chaos publicó sus artículos en diciembre de 2004. Los beneficios penitenciarios le permitían salir en libertad en febrero de 2005. Un mes antes, el juez Fernando Grande-Marlaska acordó prisión preventiva contra De Juana Chaos, lo que bloqueaba su excarcelación. El magistrado, compartiendo las tesis del fiscal Jesús Alonso, entendió que los dos escritos podrían constituir delitos de pertenencia a ETA y amenazas terroristas.
Cuando conoció la decisión de Grande-Marlaska, el etarra le contó al juez que quizá el tono de los artículos no era el adecuado y que lo había hecho para reflejar el sentir del colectivo de presos vascos. De Juana Chaos protestó: "Soy víctima de una campaña mediática. La decisión ha sido premeditada, estudiada y pensada".
El magistrado escribió que de los artículos firmados por De Juana "podía inferirse una nueva incardinación en la organización terrorista ETA y la conclusión de expresiones atentatorias del derecho de seguridad y libertad contra determinadas personas físicas e instituciones del Estado de derecho". Sólo cinco meses después, otro juez de la Audiencia, Santiago Pedraz, tumbó con un nuevo auto las conclusiones de Grande-Marlaska. Pedraz entendió que de los artículos no se desprendía que De Juana fuera miembro de ETA "ni aún por la expresión 'vamos a ganar' o la de 'jueces prevaricadores, políticos corruptos, profesionales de la tortura, carceleros sin escrúpulos".
La decisión abría de nuevo las puertas a la excarcelación de De Juana, pero el fiscal recurrió el auto y la Audiencia Nacional revocó la decisión de Pedraz, ordenó procesar al etarra y dictó prisión preventiva.
La fiscalía asumió a finales de 2005 que el delito cometido por De Juana era especialmente grave y en su primera calificación apuntó una pena de 96 años contra el terrorista por escribir los dos artículos de Gara. Cuando el juicio estaba ya señalado, la fiscalía cambió bastante su consideración respecto a los delitos y rebajó su petición de penas a una horquilla que oscilaba entre los cuatro y los 12 años de cárcel. Para entonces -octubre de 2006-, ETA había declarado un alto el fuego permanente y el Gobierno había aceptado el diálogo con la banda terrorista para el fin de la violencia.
El tribunal condenó a De Juana a 12 años y seis meses de cárcel y el terrorista, que había dejado una huelga de hambre atisbando la posibilidad de una absolución, regresó a su protesta. En los meses previos a la condena, la Audiencia Nacional se pronunció en casos claros de amenazas terroristas perpetradas por María Plazaola, Iñaki Bilbao, Borja Jacinto Urberuaga. En estos tres casos, la condena fue similar: dos años de cárcel, 10 años menos que los que figuraron en la sentencia contra De Juana Chaos.
De Juana inició su segunda huelga de hambre el 7 de noviembre de 2006. Dos semanas después, su estado empeoró e ingresó en la Unidad de Nutrición del Hospital Doce de Octubre. Dos meses y medio sin ingerir alimentarse han llevado al terrorista a una situación crítica.
El último informe médico del hospital motivó que el tribunal que condenó a De Juana comenzase a estudiar la posibilidad de aplicarle el artículo 508.1 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal: "El juez o tribunal podrá acordar que la medida de prisión provisional del imputado se verifique en su domicilio, con las medidas de vigilancia que resulten necesarias, cuando por razón de enfermedad el internamiento entrañe grave peligro para su salud. El juez o tribunal podrá autorizar que el imputado salga de su domicilio durante las horas necesarias para el tratamiento de su enfermedad, siempre con la vigilancia precisa".
Los tres magistrados que condenaron a De Juana por amenazas terroristas defendieron ayer en la Audiencia Nacional la aplicación de este artículo para dejar en libertad provisional al etarra. Otra magistrada se unió a esta tesis. Pero no prosperó porque sus compañeros de la Audiencia, hasta 12, opinaron distinto y decidieron que De Juana debía seguir cumpliendo la pena como hasta ahora y recibir alimentación forzosa en el hospital Doce de Octubre.
En las próximas semanas, el Supremo deberá resolver el recurso de casación presentado por la defensa de Iñaki de Juana Chaos contra la condena de 12 años de cárcel.
Este artículo aparece en El País. Su autor es José Manuel Romero
2 comentarios:
La justicia española, y dicho con todos los respetos, parece que confirma la sospecha.Estamos siendo testigos de que la Transición de la Dictadura a la Democracia supuso un peaje a pagar por los que añoraban el fin de la Dictadura y el advenimiento de la democracia. La casta judicial parece que gracias a un fenómeno climático, que le ha supuesto impermeabilidad absoluta a los nuevos tiempos, se ha convertido en la guarida de personajillos que añoran tiempos pasados. La Iglesia junto con los jueces, ciertos medios de comunicación y alguna casta residual del ejército y guardia civil alimenta posturas contrarias al progreso, a la libertad y a la democracia. La judicatura en España tiene en su seno personas de todo tipo. Algunas las conozco, son profesionales y demócratas. Otros en cambio son miserables y fascistas y obedecen a Rouco Varela, al PP, a la COPE, a Ansón, a Pedrojota y a generales medalludos. Conozco jueces magníficos, pero he conocido también jueces canallas. Esta situación de la judicatura es un problema objetivo para todas las que añoramos tiempos mejores para los hombres y mujeres de Euskadi. A pesar de todo el viento de la historia los barrerá. Estoy segura.
Así es el Estado español de Derecho. Un chicle que se adapta a lo que interesa a quien manda. Y el que manda siempre será un nacionalista español como un templo. El problema nuestro, es que no lo deslegitimamos de raíz. Deberíamos ser mucho más severos en las críticas a un sistema fraudulento que sólo es una trampa antidemocrática para el nacionalismo vasco. Un ejemplo. Hoy, en la prensa vasca de vocento, se publica un artículo de Ezeizabarrena, el candidato del partido a la alcaldía de Donosti. El artículo está bien. Le saca la cara al Lehendakari en este episodio de persecución del que está siendo objeto. Pero tiene un gran defecto. Toda la argumentación del artículo está construida sobre citas de la Constitución española. ¿Cuando nos vamos a enterar de que no tenemos que reconocerle el más mínimo de legitimidad a ese subproducto abyecto de los leguleyos más fútiles? Si tomamos a la Constitución como modelo y referencia para nuestra argumentación, ¿cómo podemos despreciarla después? A veces, parece que no nos enteramos!
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