Los carlistas cabalgan de nuevo
La emblemática sede del Partido Carlista en Tolosa se ha visto en el centro de una disputa que, si bien esta lejos de desencadenar una cuarta guerra de los partidarios del infante que no pudo imponerse a Isabel II, de momento ya ha llegado a los tribunales.
Los protagonistas de esta contienda son dos: los integrantes del Círculo Carlista de Tolosa, instalados en la flamante sede de la calle San Francisco desde 1977, y los 40 accionistas de la Sociedad Anónima Iparragirre, que se reivindican como legítimos dueños de un piso que aseguran que jamás perteneció a este partido. El objeto de deseo de ambas partes tiene más de 600 metros cuadrados y está tasado -parece que más a la baja que al alza- en dos millones de euros.
Las versiones de las facciones enfrentadas, que se verán hoy las caras en un juicio que tendrá lugar en el Juzgado de Primera Instancia de Tolosa, no pueden ser más dispares. A José Ángel Pérez-Nievas, secretario del Partido Carlista en Navarra y abogado defensor de los actuales ocupantes del piso, esta disputa le suena a historia conocida, porque sus sedes en Estella, Tudela y Sangüesa también han sido objeto de este tipo de pleitos.
Según explica, el origen del problema está en la tendencia que había en los años previos a la Guerra Civil a poner las sedes de los partidos a nombre de una serie de personas de confianza, y no al de un partido, "para evitar incautaciones".
Así, Pérez-Nievas asegura que el edificio donde se encuentra el Círculo Carlista de Tolosa se promovió con el dinero recabado por la venta de la sede anterior del partido y las contribuciones que hicieron sus militantes. La Sociedad Anónima Iparragirre era la propietaria de todo el inmueble, que comenzó a funcionar en 1935 como sede carlista, con una primera planta que funcionaba como centro de reuniones y un cine-teatro a ras de calle -posteriormente el Cine Iparragirre-, donde se celebraban mítines y se hacían representaciones.
Iniciada la Guerra, la Falange Española de las JONS se hizo con el inmueble, al que quienes se consideran sus legítimos dueños no pudieron regresar hasta 1977. Superada la dictadura, el Círculo Carlista se instaló de nuevo en la primera planta del inmueble hasta hoy, cuando la Sociedad Iparragirre les exige que se marchen de un local que aseguran que no es suyo. "En 1994 ya intentaron sacarnos de aquí, pero su demanda fue desestimada", apunta Pérez-Nievas, quien asegura que la bandera del partido que figura en el balcón del local demuestra "que los carlistas nunca han estado aquí clandestinamente ni tienen nada que ocultar".
"Nosotros hemos sido quienes hemos pagado los gastos y la contribución y quienes aportamos hace poco un millón para reparar el tejado y tres millones para arreglar la fachada. Para eso la Sociedad Iparraguirre no se ha acordado de que este piso, como dicen, es suyo", explica el abogado, quien duda que esta entidad tenga en regla los papeles sobre la propiedad del piso.
"Esperamos que quede probado que el local perteneció y sigue perteneciendo al Partido Carlista", dice Pérez-Nievas, que ha visto cómo pleitos previos similares se resolvían de muy diferente modo.
"El problema de nuestra sede en Sangüesa se resolvió a nuestro favor sin necesidad de juicio, la de Tudela nos la quitaron porque la jueza argumentó que llevaba muchos años en desuso y en Estella, donde nuestro local estaba a nombre de diez personas, tres de ellas fueron suficientemente honradas para admitir que esa propiedad no es suya en realidad, que es lo que deberían hacer los supuestos propietarios de la sede de Tolosa", resume.
La versión de Pérez-Nievas, sin embargo, no tiene nada que ver con la del abogado de la Sociedad Iparragirre, Juan Ramón Gutiérrez de Rozas, quien asegura tener "perfectamente documentada la propiedad" del recinto de la discordia y niega que jamás perteneciera al Partido Carlista.
Según explica, el inmueble albergó en sus inicios un restaurante y un salón de bailes y usos recreativos "sin vinculación a actividad política alguna". Además, poco después de comenzar a funcionar fue "alquilado y no incautado en su sentido estricto" por la Falange, hasta que en 1977 lo desocupó. "Fue entonces cuando se hicieron con toda una planta estos señores, que aseguran ser los dueños del local sin ningún fundamento", expone.
Respecto a los gastos que han asumido sus actuales moradores, asegura que es "lo menos que han podido hacer tras ocupar ilegalmente el local durante 30 años". Según explica, buena parte de los 40 accionistas de la Sociedad Iparragirre son los propietarios originales de los títulos, aunque otros son sus herederos y, los menos, son personas que las han comprado posteriormente.
Gutiérrez de Rozas espera que el juicio de hoy se resuelva a favor de sus clientes -él mismo es accionista- y lamenta que los carlistas hayan perdido la oportunidad de "negociar" su salida. "Aunque les hemos ofrecido una solución intermedia, como pagarles una indemnización o cederles una parte del local, nunca han accedido, así que tendrá que ser un juez quien resuelva el caso. Pero creemos que tienen todas las de perder, como le pasó al PNV en el caso del edificio Ureta, que está al lado", expone.
7 comentarios:
Los carlistas vascos se caracterizaron por practicar un vasquismo esencialista, ontológicamente incompatible con el liberalismo español, pero dispuesto a hacer negocios privados con él.
En el GBB hay mucho de eso. Antiespañoles radicales, guardianes de la ortodoxia nacionalista, que en su vida privada hacen negocios en España y con los españoles.
Horixe bat koerentzia.
Joer, Gurutzeaga, qué estrecho te pones. En el PNV casi todos venimos del carlismo. El padre de Xabier fue Carlista. Y el de Garaikoetxea también. Y el padre de Sabino fue Carlista también.
Cosa bien distinta es que hoy, en pleno siglo XXI se pueda ser carlista. ¿Cómo se puede vivir el carlismo en pleno siglo XXI?
Es verdad que muchos (no todos) los nacionalistas procedemos genéticamente del carlismo. Pero en algunos, esa herencia genética queda más lejos que en otros. En Azkoitia, por ejemplo, es verdad que el padre de Xabier fue Carlista. Y no sólo carlista, sino además Requeté. Pero en esa misma época, en Azkoitia había también nacionalistas vascos. Los nacionalistas a los que persiguió Felipe. Y esos nacionalistas vascos fueron perseguidos y represaliados por el régimen. Y esos nacionalistas vascos tuvieron hijos y nietos que siguen militando en el PNV, aunque ahora (ironías de la historia) los seguidores de Felipe Arzalluz les acusen de españolistas. Tiene guebos la cosa.
Lo dicho, no salimos del NODO.
Joder, sólo faltan Espartero y Maroto.
Es que lo que pasa en el partido en Gipuzkoa es de NODO.
De NODO no. Lo que ocurre en el partido de Gipuzkoa es de película de los hermanos Marx
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