Ni agua
Editorial de Noticias de Gipuzkoa.
La sombra de la Ley de Partidos es alargada, y nunca se sabe hasta dónde va a poder extenderse su aplicación. Esta perversa holgura permite que se eche mano de ella con absoluta arbitrariedad y con el más descarado oportunismo. Es el caso de la modificación que nacionalistas vascos y catalanes proponían de la Ley que compensa a los partidos políticos por la incautación de bienes durante la Guerra Civil y el franquismo, oportunidad que no ha desaprovechado el PSOE para introducir una enmienda con la Ley de Partidos como fondo.
En 1998, bajo el Gobierno del PP, se pactó una ampliación y mejora de la ley compensatoria y, como consecuencia de ella, el Consejo de Ministros presidido por Aznar acordó otorgar a ANV una indemnización de 684.298,12 euros, correspondiente a la documentación aportada por el partido abertzale. Una indemnización que puede quedar en nada tras la inclusión por parte del PSOE de un apartado por el que no se podrá restituir ni compensar no solamente a partidos "que hubieran sido declarados ilegales, disueltos o suspendidos judicialmente" (caso de Batasuna y similares), sino tampoco a aquellos que hubiesen visto anuladas algunas de sus candidaturas en aplicación de la Ley de Partidos. Más claro, agua. Agua que se le niega a ANV en un alarde de arbitrariedad, de revanchismo y de un descarado aprovechamiento electoral.
El PSOE, "arrodillado ante ETA" según delirante imputación del PP, no da respiro a ANV, ni siquiera respiro económico. Y eso da votos, según creencia de los asesores demoscópicos de Ferraz. Menos mal que ANV no es un partido ilegalizado, de acuerdo a las reiteradas declaraciones de las más altas instancias socialistas. Menos mal que ni fiscales ni jueces han declarado a ANV fuera de la ley, porque al menos si fuera así el PSOE no habría tenido que pasar por este bochorno. Menos mal que el PSOE, en pleno proceso de paz, aceptó como salida razonable a ANV como cobertura electoral de la izquierda abertzale. Una vez más, el partido de Zapatero , o de Blanco , o de Rubalcaba , o de quien mande a estas alturas, ha sido víctima de sus propias contradicciones y ha cometido el error de cebarse contra una formación política legal, privándole de manera miserable de unos bienes que el franquismo le arrebató por las armas.
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