Que vayan desfilando

Editorial de Noticias de Gipuzkoa.

Sólo desde un empecinamiento que va más allá de la estricta interpretación de la ley puede sostenerse la acusación que el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco mantiene contra el lehendakari Juan José Ibarretxe, y los dirigentes socialistas Patxi López y Rodolfo Ares por reunirse con los también acusados dirigentes de la izquierda abertzale Arnaldo Otegi , Pernando Barrena , Olatz Dañobeitia , Rufino Etxeberria y Juan José Petrikorena .

Repetidamente se han argumentado razones jurídicas, pronunciamientos judiciales previos y jurisprudencia superior suficientes para desmontar los principios en los que el juez instructor ha basado su auto. Resumiendo todos esos razonamientos, puede concluirse que el encausamiento de todos los políticos citados es un disparate jurídico. Pero, además, si lo que se pretende sancionar es el derecho democrático al diálogo político, es absolutamente lógica la solicitud de los abogados del lehendakari, solicitud que, por cierto, vale también para las defensas de todos los demás llamados al banquillo por el TSJPV.

Porque en este país, con ETA han hablado todos los gobiernos -por supuesto, con conocimiento y autorización de sus presidentes-, razón por la que es pertinente la solicitud de comparecencia para que presten testimonio José Mª Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero como máximos responsables de sus respectivos gobiernos y, apurando, hasta Adolfo Suárez si estuviera en condiciones y, por supuesto, Felipe González .

Basándose en el celo extremado del juez instructor, la defensa de Ibarretxe cree lógica también la comparecencia de Jaime Mayor Oreja y Alfredo Pérez Rubalcaba como interlocutores con la organización terrorista. Lógico, también, que se cite a toda la lista de políticos de todos los partidos del arco parlamentario que dialogaron, dialogan y dialogarán con la izquierda abertzale en cualquiera de sus denominaciones. Es muy probable que en algunos ámbitos políticos y mediáticos se rasguen las vestiduras por esta solicitud de la defensa de Ibarretxe, que les parezca una desmesura y vuelvan a cargar contra el lehendakari.

Sin embargo, la lógica, la imparcialidad y la justicia así lo reconocerían, si no fuera porque la acusación del TSJPV va por otros caminos.