Contra la tentación de no votar

Lo explican muy bien en Noticias de Gipuzkoa, hoy todos a votar, nada de quedarse en casa.

Hoy, 27 de mayo, los votos de 579.341 guipuzcoanos deberían decidir sobre qué partidos y qué personas tendrán que gestionar durante los cuatro próximos años los ayuntamientos y la Diputación. Evidentemente, un porcentaje de ese censo electoral no votará. Esa denominada abstención técnica es un dato con el que cuentan todos los partidos, aunque en algunas circunstancias ese dato fluctúa de tal manera que distorsiona los resultados y altera las estadísticas. Esa incidencia se ha comprobado repetidamente en este territorio histórico, ya por exceso de abstención como en las ocasiones en las que la izquierda abertzale la ha promovido, ya por defecto, en circunstancias especiales sobrevenidas como la ofensiva constitucionalista en 2001. Todos los sociólogos coinciden en que a menor abstención más ajustado a la realidad será el resultado y menos lugar habrá para la demagogia.

El abstencionismo militante sólo tiene valor cuando es promovido activamente y aún así ese valor es relativo, a no ser que resulte la opción de la mayoría, cosa altamente improbable. Desaprovechar la oportunidad de decidir quién va a gestionar nuestra ciudad o nuestro territorio histórico es dejar que otros decidan por nosotros. Cierto que se han dado circunstancias que animan a caer en la tentación de la abstención, que es real un amplio hastío hacia la política y los políticos; que buena parte de la sociedad ha acabado aborreciendo la confrontación entre la clase política magnificada por algunos medios de comunicación; que a muchos les puede el desengaño por las sospechas de corrupción que tanto contribuyen a la desconfianza hacia los responsables de la gestión pública.

Y todo ello sin olvidar, ni mucho menos, el disparate de impedir el ejercicio del voto a su opción preferente a un sector importante de la ciudadanía. No votar activamente, sin embargo, con frecuencia acaba por favorecer precisamente a los partidos hacia los que se pretende manifestar rechazo. Atención a la lección que ha dado Francia, en una coyuntura delicada en la que tenían que producirse un cambio generacional y un viraje profundo para impulsar la modernización. Los franceses acudieron masivamente a las urnas -el 84,61%- para dotar de máxima legitimidad a las instituciones.

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