Dos… uno… ¡ya!

Rafa Agirre y Xabier Menika en DEIA.

Así entendemos las elecciones del próximo día 9 de marzo, como las del pistoletazo de salida hacia una gran competición; más allá, incluso, de esa misma fecha. Una carrera retroproyectiva (interesante filosofía de Salvador Pániker) en la que EAJ-PNV se juega algo más que un digno resultado. Retroproyección para corregir el pasado y lanzarnos al futuro con determinación. La izquierda abertzale radical y antisistema (IA) llama a la abstención y dice que "la abstención en Euskal Herria se llamará independencia" y nosotros decimos que no, que no se llamará independencia sino incompetencia. No podemos caer en más trampas de esos dos polos que maquiavélicamente tan bien se retroalimentan. Hablamos de ETA y de lo que se conoce como los poderes fácticos del Estado. Existe un, más-menos, 20% de abstención técnica, que siempre se ha tenido como una actitud pasiva que nunca ha beneficiado a la causa nacional vasca. Así pues, la incompetencia de una política catastrófica de la IA para con Euskadi no puede ni debe ser tenida en cuenta, ni contarse como herramienta de valor para nada. Digámoslo bien alto.

En los años ochenta y cuando la IA con su marca Herri Batasuna lograba sumas de votos del orden de los 220.000 y ETA zurraba de lo lindo a diestro y siniestro, los estrategas de la IA pusieron en circulación con fuerza un eslogan que los enorgullecía: ¡Que nos cuenten! Eran votos reales, auténticos, refrendo de una realidad que nos ha ido pasando, a todos, una factura muy costosa. Aquí también la retroproyección para corregir el pasado y lanzarlo hacia el futuro deberá encontrar su sentido.

En Euskadi existen demasiadas siglas dentro del ámbito nacional vasco. Una inflación negativa, improductiva a todas luces. A ello se le une un sindicalismo, también de ámbito nacional vasco, dedicado más a la política que a lo que en origen y/o esencia debería ser. La realidad, que siempre supera a la ficción, ha colocado, por ejemplo, a ELA-STV en una dialéctica política que no le corresponde, producto de una deriva sindical de clase, basculante hacia la defensa de sectores privilegiados al abrigo de las instituciones públicas que todos sufragamos. Hace tiempo que se sabe pero se calla, que los sindicatos se han convertido en empresas de trabajo fijo para todos sus liberados, donde no existe la reconversión y su carácter de funcionarios en una sociedad con los niveles de estabilidad como la nuestra, les obliga adentrarse en terrenos que no les son propios. Aquí también la retroproyección vendría muy bien.

Por historia, por presente y por futuro EAJ-PNV sigue siendo el principal referente de un pueblo viejo y de una sociedad joven y emergente. No sabemos, lógicamente, cuál será el resultado que nos depararán las urnas; lo que sí sabemos es que debemos ir a la cita del día 9 de marzo con más determinación que nunca. Cada campaña tiene su eslogan y todos nos pueden gustar, si bien nosotros siempre nos quedaremos con el de Batasuna ta indarra. Fuerza y unidad después de unos episodios poco reconfortables, vividos con gran disgusto. El resultado electoral lo entenderemos como un antes y un después de lo que fue y no se deberá repetir; como la metabolización de un proceso que se ha cobrado demasiadas víctimas y referentes políticos de valor. Hay que desterrar para siempre expresiones propias como yo de este sí me fío...

Katea ez da eten. El relevo generacional reflejado hoy en Iñigo Urkullu como lehendakari del EBB, y como bizkaitarrak en Andoni Ortúzar como lehendakari del BBB, debe tomar fielmente el testigo de todos nuestros mayores sin complejos; son los auténticos herederos de la historia y memoria que nos ha precedido, desde Sabino Arana hasta la última pérdida reflejada en la figura de Luis Mª Retolaza (GB). Retroproyección para desterrar un metafísica (no existen dos almas) que siempre ha sido una trampa dialéctica al servicio de la división interna. No hay dos almas y sí una bicefalía que debe ser el fiel reflejo de la unidad. Dos caras de una misma moneda bien acuñada por el lehendakari Juan José Ibarretxe y por Iñigo Urkullu.

Batasuna ta Indarra. Sabiduría y Conocimiento. Identidad y Determinación. EAJ-PNV refleja fielmente lo que el pueblo vasco es hoy en día. La puesta en marcha de la iniciativa liderada por el lehendakari para que Euskadi se convierta de aquí a veinte años en un referente de I+D+i, es la mejor seña y prueba de que el país de los vascos tiene futuro…, carga de trabajo… y concurso en un mundo cada día más globalizado. Un futuro en el que ETA ni sobra ni estorba, ni tiene que dejar libertad a nadie para actuar políticamente (IA). ETA debe desaparecer.

El nacionalismo vasco debe evolucionar por iniciativas propias, nunca a remolque por acontecimientos no previstos… visualizados… En definitiva, retroproyección para la Hoja de ruta del lehendakari. El nacionalismo vasco adaptado a los tiempos que corren será un nacionalismo de cohabitación, de co-participación, de cogestión, de cosoberanía; siempre avanzando. El nacionalismo vasco democrático no entiende ni necesita dos marcas similares: EAJ-PNV y EA. Por mucho que desde EA se quiera marcar diferencias, éstas no existen, ni siquiera tienen ya cabida después de veinte años los personalismos. Uxue Barkos en la revista de Lokarri Haritu, número 16, dice: "…el PNV es un partido de raíz e historia conservadora, pero que ha evolucionado a una con la sociedad, y que ya es perfectamente homologable, más que con las democracias cristianas, yo creo que incluso con muchas socialdemocracias europeas".

Queda claro. No hay que desperdiciar ningún voto. Conseguir el máximo posible de votos útiles. De votos para EAJ-PNV. El Alderdi deberá salir reforzado de estas elecciones. Su liderazgo será la garantía de los éxitos que se persiguen y de los sueños que se anhelan. Por todo ello votemos con determinación a EAJ-PNV y gritemos todos a una… Gora Euzkadi Askatuta!

1 comentario:

Anónimo dijo...

!tremendo batakazo!...unos ciento treinta mil votos menos....pero... autocritica cero eso seguro...