Iñigo Urkullu y el lehendakari consensúan la estrategia del PNV para los próximos meses

Hay imágenes que valen más que mil palabras. La fotografía de Iñigo Urkullu y de Juan José Ibarretxe en el receso de la Asamblea Nacional del pasado sábado, charlando distendidos es más que una simple imagen. El presidente del Euzkadi Buru Batzar (EBB) y el lehendakari del Gobierno Vasco han consensuado la estrategia del PNV para los próximos meses, que en opinión de los jeltzales deberían ser decisivos para el presente y el futuro de Euskadi. Según fuentes consultadas en la formación jeltzale, todo lo que se ha hecho hasta ahora, especialmente desde la misma noche electoral -tan amarga para el PNV-, ha sido con el consenso total de Urkullu e Ibarretxe. "Y así seguirá de cara a la búsqueda de un acuerdo con el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero", advierte un alto cargo del partido nacionalista.

Los dos principales dirigentes jeltzales mantienen buenas relaciones desde siempre -han compartido muchas horas en el Parlamento-, pero éstas se habrían estrechado tras la designación de Urkullu como líder del partido. El contacto telefónico y personal es muy frecuente. La última semana, dedicada en cuerpo y alma a la reflexión sobre el batacazo electoral del 9-M, habría sido especialmente pródiga en contactos. Así, entre las dos reuniones del EBB y la Asamblea del sábado, el presidente del PNV y el lehendakari habrían mantenido un encuentro más bien privado para analizar cuestiones de corto y medio plazo, entre ellas la propia Asamblea.

Los mismos medios aclaran que no es que la estrategia del PNV la definan exclusivamente Ibarretxe y Urkullu, porque los demás miembros del EBB también pintan lo suyo y el funcionamiento es más modelo asambleario que presidencialista, pero sí subrayan que el grado de entendimiento y sintonía entre los dos principales rostros del PNV es muy alto. Más ahora que el viento no sopla a favor.

Ambos tienen, por ejemplo, muy claro que el principal objetivo para estos meses pasa por lograr un acuerdo con el Gobierno español. Tanto Urkullu como Ibarretxe han mantenido ya contactos telefónicos con José Luis Rodríguez Zapatero. El presidente del EBB habló con el futuro jefe de Gobierno a través del teléfono móvil de José Blanco, secretario de Organización del PSOE. Fue una charla breve, acuciada por las urgencias de la noche electoral, pero en la que el presidente jeltzale ya le dejó claro que buscan un acuerdo y que le tienen a su disposición para intentarlo. La conversación del lehendakari con su homólogo español fue más larga pero centrada en el mismo asunto: la necesidad de sentarse a dialogar y encontrar un acuerdo entre todos que beneficie a Euskadi y al Estado. Lo mismo que le ha trasladado en sus visitas a La Moncloa.

Algo que dentro tienen tan claro, no lo parece tanto fuera. En Sabin Etxea desbrozan una explicación: creen que una de las vías de agua que sus rivales políticos pretenden abrirles desde el exterior pasa por orquestar un supuesto enfrentamiento, o falta de sintonía, entre Urkullu e Ibarretxe con la consulta como epicentro. Si se repasan las declaraciones de ambos líderes nacionalistas, el intento caería por su propio peso. Tanto Ibarretxe como Urkullu han coincidido en resaltar que el momento presente es el de la búsqueda de un acuerdo, tiempo de diálogo, dejando la consulta en un segundo plano, como una consecuencia del acuerdo con el presidente español.

A finales de octubre del año pasado, el lehendakari ya dejaba ver cuál era su prioridad y su talante de cara a los meses venideros. "Estoy dispuesto a negociar la consulta y los otros pasos si Zapatero acepta mi oferta sincera de negociación", aseguró. Urkullu también ha priorizado en todas sus intervenciones públicas la necesidad de un acuerdo amistoso con el Gobierno español que contribuya a adecuar la realidad política vasca al siglo XXI. Incluso viajó a la misma puerta del Congreso de los Diputados para aportar más fuerza a su reivindicación. Sin olvidar, eso sí, que ese acuerdo debería ser tasado al final del camino por la sociedad vasca en un referéndum.

Los socialistas defienden algo parecido, que no igual. El partido de Patxi López propone un acuerdo entre diferentes (algo que también persigue el lehendakari con su propuesta, aunque en una fase posterior), que debería ser aprobado por la mayoría del Parlamento Vasco y el Congreso de los diputados (Ibarretxe también llevará su propuesta al Parlamento, de donde salió) y, finalmente, ratificada por la sociedad en un referéndum convocado por el presidente del Gobierno español, el único capacitado para convocar este tipo de refrendos (el referéndum es, precisamente, la pancarta de meta del recorrido trazado por el lehendakari en nombre del Gobierno tripartito).

El horizonte y los resultados de las urnas dibujan un escenario propicio para una negociación en la que todos deberán dejar pelos en la gatera. Ni los socialistas disponen de escaños suficientes en Madrid para una investidura y gobernabilidad tranquilas, ni el PNV está, a tenor de los votos recibidos, en disposición de mostrarse inflexible en sus planteamientos.

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