La delgada linea roja

Artículo de Jon Lasa Laboa, juntero de Ezker Batua-Berdeak , en Noticias de Gipuzkoa.

El diputado general, Markel Olano, se propone reducir por Decreto Foral-Norma, en contra de la voluntad mayoritaria de los representantes guipuzcoanos, el Impuesto de Sociedades para el ejercicio 2007, estableciéndolo en el 28%. Tratará de dar salida a la "crisis" abierta el pasado día 5, cuando las Juntas Generales de Gipuzkoa rechazaron el Dictamen de la Comisión de Hacienda que proponía establecer el tipo general en el 30%.

Una crisis derivada principalmente de las carencias del modelo vigente que emana de la Ley de Territorios Históricos y de un malsano foralismo. Así lo expresaba Javier Olaverri, abogado y ex parlamentario, en un reciente artículo: "El sistema foralista es diabólicamente eficaz para eludir la discusión pública de los impuestos que todos tenemos que pagar. Con la excusa de que hay que garantizar la armonización fiscal entre los tres territorios, se juntan seis funcionarios en una oficina, llamada Órgano de Coordinación Tributaria (OCT), y allí, sin luz ni taquígrafos, deciden cuántos impuestos vamos a pagar cada uno (…)

De esta manera, y sin participación de la soberanía popular, se decide la cuestión más importante de la política anual de éste y cualquier otro país: el esfuerzo fiscal relativo de cada grupo de ciudadanos y, derivado de ello, el nivel global de gasto público. Una vez que el OCT habla, las Juntas Generales de cada provincia quedan obligadas a aprobar esa propuesta, so pena de atentar contra la armonización fiscal
".

El anunciado paso de Olano supone transitar de un opaco y silencioso debate fiscal, a directamente tumbar el tímido debate democrático tributario por el ordeno y mando. El modelo actual es malo, pero lo de Olano traspasa todos los límites.

Pues bien, el diputado general se dirige a enterrarlo un poco más. La voluntad expresada por el máximo mandatario de Gipuzkoa de regular el Impuesto de Sociedades mediante Decreto Foral-Norma, en contra de la voluntad de la mayoría de los electos de Gipuzkoa, nos coloca en un escenario diferente al de la denominada "desarmonización fiscal". Centrar el debate del decretazo en el tipo impositivo para las sociedades es un error: es la calidad democrática de Gipuzkoa la que está en juego.

La decisión del PNV es una huida hacia delante que no hace sino ahondar en la crisis del modelo foral vasco. Amén de otra víctima colateral no menos importante: el Parlamento Foral de Gipuzkoa.

El artículo primero del Reglamento de las Juntas Generales de Gipuzkoa establece que "las Juntas Generales de Gipuzkoa, que constituyen el órgano máximo de representación y participación popular del Territorio Histórico, son el Parlamento de Gipuzkoa". A todo lo cual previsiblemente a partir del 30 de diciembre habrá que añadir el siguiente corolario: "La voluntad de las mismas podrá ser sustituida por un Decreto".

El tipo impositivo establecido para las sociedades es secundario. El PNV ha decido traspasar la delgada línea roja que nos coloca en un escenario de crisis institucional. El quebranto democrático es evidente. Se obvia el pronunciamiento del Parlamento de Gipuzkoa imponiendo una tesis minoritaria sobre la tesis mayoritaria. Desprecio del Parlamentarismoexante yexpost .

La estrategia adoptada para aprobar el Decreto el 30 de diciembre tiene como finalidad evitar la segura derogación o revocación por parte de las Juntas Generales de Gipuzkoa, ya que la Cámara será incapaz de reunirse antes del cierre del ejercicio fiscal, aplicándose el tipo impositivo del 28% de efímera existencia para el ejercicio 2007. Con esta acción el diputado general establece un nuevo récord del despropósito en la modalidad de caída libre.

El basamento de la democracia es el juego de las mayorías y minorías, y la aceptación de las mismas. Siendo la derrota de las tesis políticas propias y la victoria de las ajenas un hecho al que un partido debe acostumbrarse.

De las palabras de Lincoln ("Gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo"), hemos pasado a una suerte de despotismo ilustrado ("Todo para el pueblo pero sin el pueblo"). ¿Dónde y quién decide el modelo fiscal? La fiscalidad es la expresión máxima del modelo social que uno proyecta.

Negar el debate parlamentario es negar el derecho de expresarse a la opinión pública. Que el PNV utilice el argumento la necesaria armonización fiscal (necesaria en Euskadi, sí, pero también en Europa y en una economía globalizada) para justificar el atropello es una cortina de humo. Si queremos un impuesto de sociedades vasco armonizado, vayamos al Parlamento Vasco.

Gipuzkoa no se rige por un sistema presidencialista, donde el líder del poder ejecutivo acumula enormes poderes, sino por un sistema parlamentario. Es a las Juntas Generales (Parlamento Foral), a las que la sociedad guipuzcoana concede el mandato de representación. Olvidar esto es una gravísima falta de respeto al sistema institucional de convivencia que nos rige. Y viniendo el desprecio del diputado general, la situación adquiere tintes esperpénticos.

El poder ejecutivo no debería minusvalorar la importancia del desprecio al poder legislativo, del que no conviene olvidar que emana, y menos aún cuando se trata, precisamente, de aprobar una ley (norma foral).

Y, en cualquier caso, las Juntas Generales no deben contemplar impasibles el atropello, so pena de contemplar el réquiem del parlamento frente al gobierno. Se hace necesaria la reacción del Parlamento de Gipuzkoa. Esta decisión es inédita, pero sienta un grave precedente. El Parlamento Foral debe reaccionar en nombre de los guipuzcoanos para hacer valer su soberanía.

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