El discreto legado de Korta

Su labor es discreta porque así lo decidieron en su momento sus protagonistas, pero sus frutos son cada día más visibles. El 8 de agosto de 2001, la fundación Joxe Mari Kortaren Bidetik se presentó en público. La integraban 80 socios empeñados en dar continuidad a las ideas y valores del que fuera presidente de la patronal Adegi: "la solidaridad y la colaboración, la innovación y el amor al deporte como parte fundamental de la formación y el desarrollo humano".

El empresario guipuzcoano había sido asesinado por ETA doce meses antes frente a su empresa, en Zumaia. Siete años después, Bidetik cuenta con cerca de 150 socios que buscan "seguir trabajando en el desarrollo de una sociedad civil para avanzar hacia la paz", y lo hacen desde los valores que Korta quiso transmitir a lo largo de su vida. "Trabajar para el desarrollo del país, pero potenciando los valores éticos, eso es lo que buscaba Joxe Mari", afirma Jesús María Mujika, portavoz de la fundación,

Bidetik aparece esporádicamente en los medios de comunicación, pero no lo hace con tanta asiduidad como otras fundaciones dedicadas a mantener el legado de víctimas de ETA. La discreción de su actividad es una de sus características y es un elemento plenamente buscado por sus integrantes.

Mujika recuerda que Bidetik nació con una idea muy clara. "No podía ser instrumentalizada políticamente ni debía quedar identificada con ningún partido", objetivo complicado de alcanzar ya que Korta era simpatizante del PNV. Además, los miembros de la fundación han espaciado mucho sus apariciones en la prensa. "Tampoco hemos querido aparecer en los medios de comunicación", explica su portavoz, quien reconoce que precisamente ese deseo de no estar alineado con ninguna tendencia política les ha traído "algunas limitaciones" y les ha hecho "funcionar algo al margen".

"Nuestro objetivo no es muy ambicioso, lo que intentamos hacer es mantener vivo el legado de Korta y darle continuidad", afirma Ibai Korta, hijo del empresario asesinado, que recuerda cómo su padre "trabajaba en pequeñas ramas de actividad, sin hacer aportaciones inmensas". "Somos humildes, hacemos pequeños trabajos sin mucha repercusión social, lo nuestro es ir directamente a trabajar", insiste Ibai.

Bidetik divide su actuación en dos ámbitos: el educativo y el deportivo. En el primer campo, la fundación se plantea el desarrollo tecnológico de los jóvenes en la Formación Profesional y fomentar los valores éticos de Korta. Para ello, ofrece becas a centros de FP, una rama de la enseñanza que el antiguo presidente de Adegi defendía apasionadamente. Las ayudas están destinadas a proyectos concretos de profesores para que puedan desarrollarlos en el extranjero.

"Korta decía que nadie da al entorno más de lo que ha recibido. Ese es el valor fundamental, el punto de partida", explica Mujika. Y este es el punto desde el que partió Iñigo Aranguren, profesor del Oteiza Lizeo Politeknikoa, de Zarautz, que gracias a dos becas de Bidetik ha podido profundizar en el estudio de nuevas tecnologías y aportar este conocimiento al centro educativo en el que trabaja. "Las escuelas de FP no somos sujetos pasivos, intentamos estar siempre en punta", afirma con el más puro estilo de Joxe Mari Korta.

Es un estilo que ha llevado al Lizeo a tratar de sacar adelante el proyecto de crear un gran centro educativo de mecanizado y materiales especiales dirigido a alumnos de todo el País Vasco. Este nuevo centro permitiría ampliar la formación de los estudiantes de FP, que en la actualidad se limita a dos años, y paliar de alguna manera la escasez de técnicos en Formación Profesional.

Korta era un gran aficionado al ciclismo, y esa afición es la que mantiene la fundación que lleva su nombre. En el campo deportivo, Bidetik mantiene su apuesta por una labor discreta pero continua, y trata de fomentar una de las constantes que caracterizó al empresario: su apuesta por el trabajo en equipo.

La fundación ha creado premios que distinguen a los equipos más combativos en la Euskal Bizikleta y también en un memorial para juveniles en Zumaia con el que tuvo una estrecha relación hasta su muerte. Dos días antes de ser asesinado, Korta cogió una de las furgonetas de su empresa y la condujo como camión escoba en el memorial al enterarse de que el vehículo original no había aparecido.

Ibai Korta está convencido de que su padre se sentiría orgulloso de lo que ha logrado poco a poco la fundación. "Se han empezado proyectos y se ha mantenido el volumen de trabajo, así como el ritmo de reuniones periódicas. Vamos despacio pero con buena letra, aquí nadie tiene dedicación exclusiva, como ocurre en otras fundaciones", asegura. Bidetik tiene pendientes otros planes, como el de dar cobertura a empresas familiares, que se irán desarrollando en el futuro. "Nuestro trabajo es silencioso, no queremos armar mucho ruido, sólo que lo poco que hagamos sea práctico", recalca el hijo de Joxe Mari Korta

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No se si os acordais que Joseba no estuvo en Zumaia en la manifa tras el asesinato de Korta y que la familia estaba muy dolida por la frialdad que mantuvo en todo el tiempo de aquella tragedia que vivimos todos como si nos hubieran amputado un brazo.

bultzalari dijo...

Euskadik behar zaituzte!

Anónimo dijo...

seguro que consideramos abertzales a quienes asesinaron a Korta?. Yo considero un insulto el siquiera equipararlo. Y hablo de ETA y de Batasuna.