San Gil abandona el Parlamento Vasco y agudiza la crisis interna del PP
En una reunión que no había trascendido a los medios, Mariano Rajoy y María San Gil intentaron ayer, sin éxito, limar las diferencias que llevaron a la presidenta del PP vasco a abandonar la ponencia política del partido que el líder popular le había encargado. Lejos de recuperar la "confianza perdida" en el sucesor de José María Aznar, la dirigente vasca optó por aumentar la brecha que le separa de la actual cúpula del partido y anunció que, además de no presentarse a la reelección de la Ejecutiva regional, renunciará al escaño que durante los últimos siete años ha ocupado en el Parlamento Vasco.
San Gil coloca así un nuevo escollo en la bacheada senda que Rajoy se ha visto obligado a recorrer desde que las urnas le situaron, por segunda vez, en la oposición. No obstante, el presidente del PP declaraba tras la reunión que mantendrá su apoyo a la dirigente vasca "tome la decisión que tome".
Atrás quedan los infructuosos llamamientos de las ejecutivas vizcaínas y alavesas en pro de la unidad que el miércoles hacían públicos para intentar frenar la crisis en la que se haya inmerso el PP. Los fieles seguidores de las líneas trazadas por Génova han encontrado en su presidenta regional vasca y en el apoyo que suscita entre la mayoría de los dirigentes guipuzcoanos un muro contra el que deberán buscar nuevas estrategias conciliadoras.
De momento, la decisión de San Gil parece que no afectará a su continuidad como dirigente del partido, aunque queda la duda de si su ausencia de la bancada popular provocará nuevas fugas en esta época de vacas flacas para el PP. El pasado fin de semana, su compañera en el Parlamento Vasco Nerea Alzola y la alcaldesa de Lizartza, Regina Otaola, anunciaban ante la hipotética marcha del partido de San Gil que acompañarían a su líder, por lo que ahora resta por saber si su renuncia al Parlamento y a la presidencia del partido en el País Vasco es suficiente para que estas dirigentes sigan el mismo camino. De momento, Otaola afirmaba ayer a este periódico que su intención se basará en hacer "lo que mi presidenta me pida".
La sorpresa que la decisión de San Gil ha causado entre los populares alaveses, según admitieron fuentes del partido en este territorio, contrasta con la declaraciones realizadas en el seno de la Ejecutiva guipuzcoana. "Ya sabíamos que se iba", declararon miembros del partido que daban por hecho el paso ejecutado ayer por San Gil tras la reunión de la junta directiva celebrada el lunes. "Ella era consciente de que no contaba con el apoyo de la dirección", añadieron. Posiciones "unilaterales", que no contaron con el visto bueno de la dirección del PP vasco, como la abstención de la edil popular en el pleno de Arrasate fue una de las gotas que colmó el vaso en las filas de los populares vizcaínos y alaveses.
Esta falta de confianza de su equipo, unida al giro que pretende dar Rajoy en el PP y al cansancio físico y psíquico de la líder vasca han sido determinantes para que renuncie a presentarse a la reelección.
Para las fuentes consultadas, la cuestión era cómo llevar a cabo su decisión. En lugar de dimitir y abandonar de "forma traumática", San Gil ha optado por adelantar el congreso regional y salir "arropada" por sus compañeros de partido. "Cuando el lunes hablaba del congreso, ya daba por hecho que no iba a estar", insistieron.
Así las cosas, ahora toca buscar nuevo candidato a la presidencia del PP vasco. El nombre que suena con más fuerza es el del líder vizcaíno, Antonio Basagoiti, así como el portavoz parlamentario Leopoldo Barreda. Las mismas fuentes encuadran al presidente alavés, Alfonso Alonso, en la dirección nacional del PP, ya que, a su juicio, "sería conveniente para el PP vasco".
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