El tripartito da por hecho en sus cálculos el apoyo de EHAK a la consulta de Ibarretxe

A dos semanas del pleno del Parlamento Vasco que decidirá el próximo día 27 si la 'hoja de ruta' de Ibarretxe sigue teóricamente adelante o queda desautorizada no ya en Madrid sino en Euskadi, las fuerzas del tripartito barajan sus propios cálculos para responder a la pregunta del millón. Descartado el apoyo de socialistas y populares a la consulta del lehendakari, ¿permitirá la izquierda abertzale que el proyecto de ley siga el camino que le conduce a estrellarse contra el muro de la legalidad vigente o preferirá tumbarlo en Vitoria y dejar así al jefe del Ejecutivo vasco a los pies de los caballos? A día de hoy, la hipótesis que manejan con más fuerza los partidos del Gobierno por considerarla «la más lógica» da por supuesto que el mundo radical, con ETA a la cabeza, se inclinará por facilitar la aprobación de la iniciativa, persuadido de que ésa es la vía para hacer «el mayor daño posible» al PNV y, a la vez, enviar a sus bases un mensaje de legitimación de la actividad de la organización en el actual contexto de escalada terrorista, previsiblemente prolongado.

Los nueve parlamentarios de EHAK tienen, una vez más, en sus manos la llave para deshacer el empate a 33 entre los votos del tripartito y Aralar y los de PSE y PP. Basta que un solo parlamentario del grupo de izquierda abertzale apriete el botón del 'sí' para que la ley de regulación y convocatoria de la consulta del 25 de octubre sea un hecho. En ese supuesto, tanto el Gobierno como el PP presentarían de inmediato un recurso de inconstitucionalidad contra la norma -basado en la potestad exclusiva del Estado para autorizar referendos-, que, contando con el plazo de cinco meses de que dispone el Constitucional para pronunciarse y el de alegaciones que tendría el Ejecutivo vasco, situaría al menos en diciembre el pronunciamiento definitivo de los tribunales sobre el plebiscito y demoraría posiblemente hasta febrero o marzo la convocatoria de las elecciones autonómicas.

Las ejecutivas de PNV y EA, el propio lehendakari y su círculo de colaboradores más estrechos, y el líder peneuvista guipuzcoano, Joseba Egibar, están íntimamente convencidos, según las distintas fuentes consultadas, de que, con una u otra fórmula -sucesivas abstenciones y golpe de efecto final para deshacer las tablas, por ejemplo- EHAK contribuirá a dar luz verde al proyecto. Las argumentaciones son variadas. Tanto Egibar como el líder de EA, Unai Ziarreta, tienden a pensar que el mundo radical encontraría «muy complicado» explicar a sus bases su posicionamiento contrario a dar la palabra a la ciudadanía, una de sus reivindicaciones clásicas.
Ésa es la explicación más ideológica, frente a las que barajan otros dirigentes peneuvistas, que admiten en privado que la redacción de las preguntas -que evitan condenar de forma explícita a ETA- está pensada para facilitar el respaldo del grupo de Nekane Erauskin. Según estas fuentes, si la izquierda abertzale ha descartado ya dar la batalla para estar presente con unas u otras siglas en los próximos comicios al Parlamento Vasco -el Gobierno central está firmemente decidido a impedirlo- votaría 'sí' para abrir el escenario de confrontación de soberanías.