El PNV presiona a Zapatero al no desvelar hasta el final su postura ante los Presupuestos

En las próximas horas se deshojará la margarita. El Partido Nacionalista Vasco podría mantener hasta el último momento su incógnita respecto a su apoyo o no a los Presupuestos Generales del Estado. A media tarde, lo que parecía perfilarse por la mañana como un probable principio de acuerdo con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero basado en una transferencia de parte de las políticas de innovación al País Vasco, volvía a torcerse y a reflejar un desacuerdo. El portavoz del PNV, Josu Erkoreka, regresa esta mañana a primera hora a Madrid para retomar la negociación y explorar in extremis si es factible el pacto.

La negociación, iniciada a comienzos de la semana, se desarrolló ayer mediante numerosos contactos y reuniones a varias bandas, con consultas permanentes. La dirección del PNV también se reunió por la tarde para examinar la marcha de las conversaciones y analizar las dificultades. Los encuentros se volverán a reanudar hoy antes de que a las doce de la noche finalice el plazo para la presentación de una enmienda a la totalidad. No obstante, sería posible, incluso, que el PNV presentase una enmienda a la totalidad esta noche y la retire antes de que el martes comience a debatirse en el Congreso el proyecto.

El acercamiento de posiciones parecía ser factible en las primeras horas de ayer pese a la existencia de «obstáculos» reconocidos a lo largo de la semana y a una discrepancia respecto a «las cifras, que no nos convencen», en opinión de fuentes nacionalistas. Al mismo tiempo se observan diferentes acentos en el seno de los nacionalistas vascos en relación con el conjunto de la negociación presupuestaria, ya que el sector más soberanista del PNV -en plena sintonía con el discurso de Ibarretxe- exhibe una mayor dureza frente a la disposición más posibilista de la mayoría del EBB que lidera Urkullu.

La representación del PSOE ha ofrecido en la mesa negociadora una transferencia parcial de las políticas de innovación y desarrollo así como el traspaso de las políticas activas de empleo según el sistema alcanzado en Navarra. Este mecanismo garantiza que no se toquen los capítulos relativos a la caja única de la Seguridad Social y a la recaudación de las cuotas de formación en las nóminas de los asalariados por parte del Estado. El Gobierno socialista insiste, además, en que determinados cómputos no se hagan sobre la cifra del 6,24% que aporta el País Vasco a las arcas del Estado sino sobre la cifra de desempleo en Euskadi en relación con el conjunto de España.

Los jeltzales rechazan este mecanismo para las políticas activas de empleo, pero podrían aproximar posiciones en relación con la transferencia de innovación, en especial en una coyuntura de crisis económica que puede también agudizarse en los próximos meses en el País Vasco y en la que los programas relativos a la investigación científica han adquirido una importancia creciente a la hora de cultivar un nuevo modelo económico ligado al conocimiento.

El Gobierno de Zapatero necesita del apoyo de los seis votos del PNV para sacar adelante el proyecto presupuestario, sobre todo si se tiene en cuenta que la negativa explícita de CiU a la iniciativa reduce extraordinariamente el margen de maniobra del Ejecutivo socialista. El PSOE confía también en obtener al final los dos votos del BNG.

Los nacionalistas vascos han pedido expresamente un «gesto» de Zapatero para que desbloquee el atasco negociador e influya ante su partido para que flexibilice sus posiciones. En el mismo EBB se ha suscitado un debate sobre las expectativas de una negociación marcada, por un lado, por una complicada situación económica y, por otra parte, por un contexto político vasco cada vez más mediatizado por la cercanía electoral.

El presidente del PNV, Iñigo Urkullu, se mostró ayer en una entrevista en Los Desayunos de TVE dispuesto a la consecución de un pacto si el Gobierno socialista ofrecía «herramientas suficientes» para profundizar en el autogobierno y afrontar la crisis.