EA pide al PNV que cumpla los acuerdos sobre transfuguismo y cese a los diputados escindidos

"Los cargos y los compromisos políticos en las instituciones son en todo caso del partido y van a seguir siendo del partido independientemente de que actitudes personales puedan ir por donde quieran ir". Así de tajante se mostró ayer el vicepresidente de Eusko Alkartasuna, Koldo Amezketa, ante la negativa de los dirigentes escindidos del partido, ahora integrados en la nueva formación Alkarbide, de renunciar a sus cargos públicos. La dirección de EA no va a quedarse de brazos cruzados y exigirá que se cumplan "los acuerdos firmados entre partidos" sobre el transfuguismo. Petición que en el caso del Ejecutivo foral guipuzcoano va dirigida al PNV, que comparte gobierno con los cuatro diputados de EA escindidos, cuyo cese estaría en juego.

Aunque apenas dio detalles sobre esos "compromisos y acuerdos" antitransfuguismo, algunos incluso "elevados a rango de norma legal", según remarcó Amezketa, EA lo tiene muy difícil para recuperar por imperativo legal los cargos que reclama a los escindidos.

Si nos remitimos al Acuerdo sobre el transfuguismo, del 7 julio de 1998, renovado en 2000 y 2006, y rubricado por el PNV y EA en el Congreso, las medidas contra los tránsfugas están sobre todo dirigidas a "superar las situaciones de inestabilidad de gobierno provocadas por conductas particulares de transfuguismo, a las que el Derecho no puede ni debe dar respuesta".

Esa situación de inestabilidad no se da en la Diputación foral de Gipuzkoa, ya que todos los representantes de EA han abandonado la formación para integrarse en Alkarbide. De hecho, los siete junteros ya han solicitado el cambio de nombre del grupo por el del nuevo partido. Cuestión que la Mesa de la Cámara guipuzcoana abordará el próximo martes.

Y mientras el sector crítico, liderado por Iñaki Galdos, sigue su camino, Koldo Amezketa comparecía ayer en la sede de EA de la capital guipuzcoana, arropado por una decena de miembros de la Ejecutiva Nacional tanto de Hegoalde como de Iparralde e históricos como Manuel Ibarrondo, primer presidente de EA, y el ex lehendakari Carlos Garaikoetxea.

Éste último intervino en la larga -se prolongó casi una hora- y abarrotada rueda de prensa y dedicó duras palabras al sector crítico, al que reprochó la "tergiversación maquiavélica" que ha venido haciendo en los últimos tiempos para "deformar", dijo, los planteamientos de los oficialistas.

En este sentido, desmintió tajantemente las acusaciones de los críticos sobre el incumplimiento de los valores fundacionales del partido, sobre la falta de labor de conciliación por parte de la dirección y sobre la defensa incondicional del polo soberanista. "Es una profunda deslealtad haber estado diciendo esto para justificar este movimiento que se avecinaba", sentenció el ex lehendakari y fundador de EA en alusión a Alkarbide.

Amezketa coincidió en el diagnóstico, "ha habido un trabajo constante de debilitamiento evitando el debate interno y sacando en los medios discrepancias", y se mostró convencido de que la ruptura se había decidido con anterioridad. Así, censuró que el día 19 de mayo los críticos le pidieron que se retirasen las ponencias elaboradas para el Congreso que se celebrará los próximos 20 y 21 de junio, mientras que el nuevo partido, Alkarbide, ya estaba registrado cinco días antes, por lo que acusó a los escindidos de "jugar poco limpio". "El sector crítico no ha cumplido las reglas del juego", aseveró.

Amezketa tachó de "cortinas de humo" las acusaciones de los críticos, entre las que le indignó profundamente la "manipulación" que han hecho sobre el polo soberanista : "Esa expresión no aparece en ningún párrafo de la Ponencia Política". Precisamente, sobre el Congreso aseguró que el proceso precongresual se está desarrollando con "absoluta normalidad", salvo en Gipuzkoa, y confió en que el cónclave no se vea "distorsionado".

Amezketa reconoció ayer que ir en solitario a las elecciones del pasado 1 de marzo fue un "error", pero lo que es "inaceptable", subrayó, es que los críticos "exijan como una obligación" ir en coalición con el PNV para garantizar la "convivencia" dentro del partido. En esta línea, Garaikoetxea remató que en todos estos años el único contenido político que ha definido a la corriente crítica, ahora escindida, ha sido su apuesta "obsesiva" por "acogerse" a una coalición con el PNV. El actual líder de EA coincidió con los críticos en que la ruptura sea lo menos "traumática y dramática" posible y aventuró que prácticamente nadie seguirá a Alkarbide en Álava, Bizkaia y en Navarra.

Respecto a las acusaciones de "transfuguismo", fuentes de Alkarbide afirmaron ayer a este periódico que "clama al cielo" que la dirección de EA pida ahora lo que no hicieron ellos tras la escisión del PNV en 1986, en alusión al abandono de los cargos.

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