Credibilidad de los socialistas
Editorial de Noticias de Gipuzkoa.
La crisis que se ha abierto en el seno del socialismo navarro a raíz del veto impuesto por la ejecutiva federal al acuerdo con la coalición vasquista NaBai se cobró ayer la primera cabeza con la dimisión de Fernando Puras, candidato a la Presidencia hasta que Ferraz frustró el gobierno del cambio, y además ha puesto en jaque la credibilidad del PSOE como fuerza progresista capaz de plantar cara a la presión de la derecha.
La dirección federal socialista -donde se ha librado un pulso entre el viejo aparato que funciona como maquinaria electoral y los dirigentes más audaces, a los que el primero les ha impuesto la ley del silencio- ha querido evitar a toda costa que, con el pretexto del pacto con NaBai, el PP pudiese utilizar el maniqueo discurso de la venta de Navarra y la supuesta claudicación de La Moncloa ante el nacionalismo -y por extensión, ante Batasuna y ETA, según la machacona retórica propagandística de los populares - para seguir azotando al Gobierno de Rodríguez Zapatero.
Pero esa opción de recular ante la presión conlleva otros sacrificios. En primer lugar, la precaria situación en la que quedan los socialistas navarros. Pero, además, también deja tocada la credibilidad de Ferraz ante las federaciones que se presentan como adalides del cambio político en sus respectivas comunidades, como es el caso de los socialistas catalanes, gallegos o los propios vascos, junto con otras fuerzas progresistas. La dimisión de Puras de presentar su dimisión como portavoz del grupo parlamentario navarro era la única salida política digna que le quedaba tras la infame desautorización de José Blanco , lugarteniente del aparato del PSOE, y la indigna espantada de Zapatero en la reunión del pasado viernes, en la que se consumó el humillante veto al PSN, seguido de amenazas a quienes cuestionaran esta decisión, propias de modelos reaccionarios de entender la democracia.
La marcha de Puras -y la continuidad del secretario general, Carlos Chivite , es también insostenible- se suma a una larga lista de vaivenes en el liderazgo del PSN en los últimos quince años, desde el derrumbe de Urralburu. Pero la crisis del socialismo navarro también debería ser motivo de reflexión para el conjunto del PSOE sobre su democracia interna y su rumbo estratégico para los siete meses que restan para las elecciones generales.
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