"La propuesta de Ibarretxe es legítima y rechazarla también, pero la negativa a negociar es incomprensible"

Entrevista a Jonan Fernández en Noticias de Gipuzkoa.

Entre lo divino y lo humano. Esta dualidad presenta su máximo exponente en Arantzazu, un bucólico paraje donde el cuidado de las almas a cargo de los franciscanos se combina con el trabajo del centro Baketik en la formación de agentes por la paz.

Un año después de su puesta en marcha, su director, Jonan Fernández, hace balance de lo que ha supuesto este inicio marcado en el ámbito vasco por el alto el fuego decretado por ETA y su posterior ruptura. Pero el trabajo de Baketik sigue, de forma inalterable, trazando alternativas para zanjar los conflictos con una receta que pasa por interiorizar la cuota de responsabilidad de cada agente para, acto seguido, poner en común los elementos que desemboquen en una salida negociada. En este camino, Fernández echa mano de la experiencia acumulada en su labor dentro de los movimientos sociales y recuerda a la clase política la fórmula planteada en la Mesa de Egino: "capacidad de decidir, obligación de pactar".

Cuando Baketik echó a andar, usted comentó que había que empezar a "trabajar el interior" para buscar soluciones al conflicto. Si nos ceñimos al caso de Euskadi, ¿tiene algo que ver este planteamiento con un consenso previo entre vascos que anteceda a las propuestas derivadas a Madrid?

No, lo que quiere decir es que, por ejemplo, si tú y yo tenemos un conflicto la impresión que tendremos es que el conflicto es algo exterior a nosotros. Lo que enseñamos en los cursos y lo que tratamos de demostrar es que, al menos en un 50%, el conflicto está dentro de la persona. La resolución del conflicto necesita que revisemos esa relación personal íntima que cada uno tiene con él. Un análisis de la responsabilidad de cada uno.

¿Esta teoría es aplicable a los agentes políticos?

Es idéntica. En el conflicto vasco nuestra mirada es personal y cada cual tiene que ver cuál es su relación con el conflicto, qué reacciones le provoca, qué intenciones, cómo proyecta la solución...

Una vez analizados estos conceptos, ¿cuál es el segundo paso para poner en común los esfuerzos?

Se ponen en común mediante la metodología de la empatía: ponerse en lugar del otro, tratar de buscar lo que nos une y sobre esa base construir.

¿La consulta propuesta por el lehendakari es positiva para buscar la paz?

A nosotros como Baketik no nos corresponde entrar en el detalle sobre si una propuesta nos parece bien o mal, nuestro análisis debe ser más distante. Desde este plano, pienso que es legítimo presentar una propuesta como la que ha presentado el lehendakari, también es legítimo oponerse a esa propuesta, como lo ha hecho el presidente Zapatero, pero lo que resulta difícilmente comprensible es la negativa a negociar. La conclusión que puede sacar la ciudadanía es que hay un desacuerdo, las posiciones para ese desacuerdo son legítimas, pero tiene que haber una invitación, incluso una presión, por todas las partes para que se negocie.

¿Y quiénes son los que deben negociar?

Los representantes legítimos. El lehendakari es el representante legítimo de los vascos, Zapatero es el representante legítimo del Gobierno español y, aunque no son los únicos agentes, ellos deberían abrir un proceso de negociación, porque es la única salida.

Una vez abierta la negociación, ¿deberían incorporarse todos los demás implicados, ETA incluida?

El detalle de cómo habría que dar cada paso sería otro cuestión. Pero en el terreno de la reflexión lo importante es pensar que la solución definitiva tendrán que contar con la perspectiva del Gobierno Vasco. Y lo mismo ocurre con la perspectiva del Gobierno español, la del PP y la de la izquierda aber-tzale. La propuesta que ha hecho el lehendakari surge en un momento en el que las cosas estaban muy petrificadas y muy enconadas. Tiene la virtud de menear una situación inmovilizada, y habrá que pensar lo que ocurre de aquí en adelante.

¿Confía en que haya movimientos antes de las elecciones generales?

Es complicado, pero el mundo no se acaba en las elecciones. Hay un exceso de teatralización en la política, sobre todo con unas elecciones tan próximas. Estamos asistiendo a una obra de teatro que termina en marzo. Los grandes bloques políticas han marcado su estrategia y están marcando el terreno. Ahora asistimos a la escenificación de las estrategias, pero a mí desde el punto de vista social me interesa destacar que la sociedad quiere que se negocie.

Pero, ¿qué ocurrirá si tras los comicios los protagonistas de la obra no siguen ocupando el mismo papel?

Obligará a todo el mundo a ajustar su guión a la nueva realidad.

Usted ha destacado en reiteradas ocasiones la necesidad de que el PP también participe en el consenso. ¿Lo ve viable?

Podemos sorprendernos de lo que llegaremos a ver. No hay más que mirar a Irlanda. Hace tan sólo unos días McGuinness y Pasley se fotografiaron codo con codo con Miren Azkarate, una foto que para mí es revolucionaria. Eso quiere decir que un proceso de paz y de normalización de la convivencia con éxito tiene una fuerza tan importante que nadie se va a quedar fuera de la fotografía.

¿Qué importancia concede a que se lleve a la práctica el 'derecho a decidir'?

En mi etapa en Elkarri viví muy de cerca la Mesa de Egino. Ahí se definió un concepto que, en mi opinión, todavía no se ha mejorado: capacidad de decidir, obligación de pactar. Por ahí va el camino, por ahí vino la solución de Quebec, por ahí han venido los acuerdos de Irlanda, y por ahí irán los acuerdos de Euskadi. El derecho a decidir tiene importancia porque es importante para una parte importante de la sociedad de Euskadi.

¿Cómo se aprende a convivir con el conflicto?

En Quebec, por ejemplo, conviven normalizadamente con un conflicto. Si nuestro objetivo es resolver completamente el conflicto tal vez nos frustremos, pero podemos llegar a alcanzar unas reglas de juego que no resuelvan el conflicto pero fijen las normas para convivir. Ahora bien, en ningún caso se debería aceptar la utilización de medios no éticos.

¿Enmarca la espiral de violencia fomentada por ETA en una respuesta directa a las detenciones de Batasuna?

No lo sé, pero es un error. Y las detenciones también. Es una película en sepia que ya hemos visto antes y que tenemos la certeza de que no conduce a nada.

¿Volverán 'los años del plomo' antes del final del proceso que usted augura?

Es muy difícil prever que va a hacer ETA, pero en este momento hace falta un plus de realismo a la hora de interpretar nuestra sociedad, nuestros contextos político-histórico-sociológicos, y con ese mínimo de realismo cualquier persona puede ver que este tipo de acciones que estamos viendo son un auténtico anacronismo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Parece una frase de los hermanos Marx.Ojala te hicieran mas caso.

Anónimo dijo...

Me parece que Jonan Fernadez esta mas en su sitio que Ibarretxe.Por lo menos piensa en los demas,Ibarretxe solo piensa en el y su imagen ante la historia.

Anónimo dijo...

Se ha quedado corto. La frase de Egino "capacidad de decidir, obligación de pactar", ya no sirve. Ahora estamos en el derecho a decidir; guste o no guste; con ETA o sin ETA; con pacto o sin pacto; con vascos españolistas o sin ellos. El problema es que esta manera de entender el derecho a decidir deja fuera de juego a los alcaldes de Donostia, Eibar, Andoain, Errenderia, Irun, etc. Deja fuera de juego a la primera fuerza en Gipuzkoa en las elecciones municipales y forales de hace unos meses.