Si alguien no está dispuesto a asumir los principios mayoritarios en EA, tiene mal encaje en el partido

Como vicepresidente del partido hasta el congreso de junio en el que se debatirá la hoja de ruta política de la formación y se cambiarán su dirección y sus estatutos, el histórico dirigente de EA -elegido para liderar esta transición el pasado miércoles con un 82% de apoyos- ha asumido la tarea de "poner una chincheta con la punta hacia arriba" en las sillas de los militantes y afiliados para movilizarles y superar el "desánimo" que ha cundido por los resultados electorales en la CAV. Niega que sea un "peón" designado por Carlos Garaikoetxea para superar la crisis y, ante el lavado de cara al que se enfrenta EA, se muestra dispuesto a alejar el fantasma de la escisión que tan de cerca vivió en 1986.

¿Cuál será su función de aquí al congreso de junio? ¿Apaciguador, recolector de propuestas…?

Seré la cabeza visible y la dirección del partido junto a las personas que han estado llevando hasta ahora las responsabilidades para resolver las necesidades urgentes que surjan, preparar las elecciones europeas y el congreso. Una parte de mi tiempo lo tendré que dedicar a hablar con mucha gente para intentar hacer un trabajo aglutinador y llegar a soluciones que sean capaces de conformarnos a todos.

¿Para qué servirá el congreso?

Necesitamos superar una situación de cierto desánimo que se ha extendido por los resultados electorales, revisar las quejas de unos y otros, analizar a fondo los problemas y las causas por las que hemos llegado a esa situación y también las ventajas, que no tengo ninguna duda de que alguna tiene. Y a partir de ahí afrontar el futuro y no decaer porque tenemos lo más importante: partido, organización, militancia, presencia institucional... Ha habido un desastre, un batacazo importante, como se quiera llamar, sin paliativos, pero el partido sigue vivo, el proyecto que hace 22 años pusimos encima de la mesa sigue sirviendo y la prueba es que cada día tiene más adeptos. Cada día hay más siglas políticas que están proponiendo lo mismo que nosotros: justicia social, autodeterminación, negación de la violencia y participación institucional.

¿De qué ventajas habla?

No creo que siga habiendo gente dispuesta a hacer lo que sea por ir en coalición con el PNV. Es un problema que ya no vamos a tener. ¿Quién va a demandar ahora una coalición en la que habría una relación de fuerzas de 30 a 1?

¿Por qué se ha recurrido a un líder histórico de Navarra como árbitro?

Supongo que ha pesado que soy cofundador del partido, sigo en la actividad política e institucional y no he sido una persona destacada en peleas externas. Tardé solo cinco minutos en aceptar, porque creo que es mi obligación como militante hacer lo que pueda para buscar soluciones y salir fortalecidos del bache.

Ante análisis tan diferentes del fracaso electoral de EA el 1-M, ¿orbita el riesgo de escisión en el partido?

Hay que pelear y trabajar para que no se produzca ninguna escisión. Pero a la vez creo que, dentro de la pluralidad que enriquece a toda organización, la diferencia de criterio debe durar hasta el momento en que esa organización toma mayoritariamente sus decisiones, lo que debe afectar a todos, a los que están de acuerdo con ellas y a los que no. Ahí sí hemos adolecido de problemas, con comportamientos no exactamente ajustados al respeto a las decisiones mayoritarias y aireados en los medios de comunicación, en detrimento del lugar correcto donde se tenía que haber hecho, en los órganos internos de EA. Son prácticas que nos debilitan.

La Ejecutiva de integración que formó Unai Ziarreta no funcionó. ¿Es hora de pasar el rodillo, como han insinuado algunos cargos alaveses?

El esfuerzo de integración que se ha hecho no ha salido bien pero habrá que volver a intentarlo, porque es un principio democrático básico. Pero si alguien al final no está de acuerdo en asumir principios mayoritarios, tiene mal encaje, no sólo en este partido sino en cualquier organización.

EA tiene peso en Navarra y Gipuzkoa con concepciones estratégicas distintas. ¿Se pueden ver abocados a dividir sus caminos?

Yo voy a intentar evitarlo. Voy a volcarme en intentar que las cosas tengan soluciones positivas y no de ruptura. Ojalá se pueda conseguir, aunque aquí en Navarra suelen decir que uno puede llevar al burro a la fuente aunque sea a empujones si se empeña, pero hacerle abrir la boca para que beba agua si no quiere es casi imposible. Y las misiones imposibles son imposibles. Espero que no sea el caso. Cada territorio vive permanentemente situaciones distintas y no se puede esperar que los comportamientos de respuesta sean los mismos. Pero los principios que afectan a todos son válidos en Amorebieta, en Irun y en Aramaiona.

¿El cambio estatutario pretende controlar las voces discrepantes, darles menos peso del que tiene ahora en los órganos de decisión?

Unos estatutos lo que tienen que permitir es que las cosas funcionen lo mejor posible. Si en vez de dar facilidades, dan problemas, hay que cambiarlos y buscar unos que marquen un régimen de funcionamiento lo más práctico posible, con distintos niveles de responsabilidad y capacidad de decisión. Porque EA puede ser una organización con todas las peculiaridades internas que se quiera, pero no puede ser tres, cuatro, cinco o seis reinos de Taifas diferentes.

¿Demanda más capacidad de mando para la Ejecutiva?

Los niveles máximos de responsabilidad tienen que tener niveles máximos de autoridad.

¿Y que no se reserve una cuota de un 25% de críticos, por ejemplo?

El problema no es que haya un porcentaje equis. El problema es si desde posiciones críticas y en definitiva minoritarias se va a acatar lo que decida la mayoría o se van a poner trabas continuamente.

¿Habla de sancionar la disidencia?

Siempre he sido contrario a sanciones y medidas de reprimenda. Pero también me enfada y soy especialmente sensible a filtraciones periodísticas anónimas con críticas internas que alteran la vida del partido.

¿Qué nuevos líderes se encuentran en la parrilla de salida tras la dimisión de Ziarreta? ¿Habrá más de un candidato a la presidencia?

Es pronto para saberlo. Necesito tiempo para manejar más información, hablar con gente y coger el pulso del partido.

¿Usted estaría dispuesto a coger el mando?

Yo estoy encantado de la función que me han asignado ahora, pero ya aclaré que no optaría a la continuidad.

¿Cree que fue acertado que Ziarreta tirara la toalla? ¿Debía haber dimitido la dirección en bloque, como planteó Joseba Azkarraga?

La decisión de Ziarreta me parece consecuente, lógica y respetable, ante unos resultados que alguien tiene que asumir. El sentido práctico me dice que el resto debe seguir, que no es operativo formar otro equipo para los tres meses que quedan hasta el congreso. Yo represento una figura nueva, diferente, que tendrá que ser la que aporte criterios políticos de actuación coincidan o no con los que ahora están.

Azkarraga fue el segundo en abandonar el barco. ¿Su marcha puede ser el indicio de un sector más de EA disconforme con la línea oficial?

Es evidente que las tensiones entre unos y otros están afloradas al límite, pero es porque está todo muy reciente. No sé si hay sectores tan identificados con determinados líderes, me gustaría pensar que la gente se mueve por mensajes o ideas, más que por caras.

¿Fue un error no ir en colación con el PNV y exponerse al fracaso vivido?

Ahora tenemos un punto de partida peor que antes, pero creo que es importante que haya habido una ruptura de amarras. Se ha dado un cambio importante de cara a la sociedad y al electorado. Ocho años de gobierno conjunto dejan huella, también en el electorado, que está acostumbrado a vernos juntos y no a diferenciar los matices que ha introducido EA en la coalición. Quizá hemos tardado demasiado tiempo en hacer lo que hemos hecho. Si se hubiese hecho durar aún más, la marcha atrás hubiera sido absolutamente imposible. Creo que tenemos un capital importante para el trabajo de futuro. La situación ha quedado mucho más clarificada, con un precio excesivamente caro, quizá.

¿Se encamina EA a una Ejecutiva de continuidad?

Hay que ir a una Ejecutiva en la que desaparezcan los problemas que ha habido en los últimos años. El gran drama que tenemos en EA es que la mitad de nuestros problemas nos los creamos nosotros solos.

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