El pacto PSE-PP dificulta que Ibarretxe repita en el futuro como candidato del PNV
El futuro del lehendakari en funciones Juan José Ibarretxe sigue siendo una incógnita por despejar abierta a diferentes interpretaciones pero en la que se vislumbran ya los primeros movimientos de fichas en un complicado tablero. El presumible acuerdo político de estabilidad entre el Gobierno Vasco del PSE que encabezará Patxi López y el PP vasco limita las posibilidades de Ibarretxe como líder estable de la oposición y dificulta que pueda repetir en las próximas elecciones autonómicas como cartel del PNV.
En el entorno político de máxima confianza de Ibarretxe se contempla, de hecho, este escenario y se baraja incluso la posibilidad de que no vuelva a presentarse como candidato del PNV en unas próximas elecciones autonómicas, lo que implicaría un recambio a medio plazo en el liderazgo institucional. El futuro político de Ibarretxe es un factor por despejar que resulta decisivo a la hora de definir cuál puede ser la estrategia del nacionalismo institucional en la oposición en la nueva legislatura.
Ibarretxe aún no ha comunicado formalmente su disposición personal al Euskadi Buru Batzar del Partido Nacionalista Vasco si bien tanto la ejecutiva del partido como el propio lehendakari tienen asumido que la decisión definitiva sobre el futuro se adoptará en plena sintonía. Ibarretxe siempre ha recalcado que todo lo que ha hecho y lo que hará en el futuro lo hará «de la mano» del partido y en colaboración con la ejecutiva jeltzale y, en concreto, con su presidente, Iñigo Urkullu, con quien ha negado discrepancias.
No obstante, Ibarretxe sí presentará su candidatura a la investidura en el próximo pleno parlamentario para defender con claridad su proyecto estratégico durante la campaña y para contrastar su programa con el del candidato socialista Patxi López. El aspirante del PNV considera que esta operación concertada por socialistas y populares constituye una estrategia inspirada de forma fundamental como una apuesta para desalojar al nacionalismo institucional del poder y considera que se ha ocultado a la sociedad en los últimos meses este pacto entre las dos formaciones no nacionalistas.
En el entorno de Ibarretxe sí se admite que las decisiones sobre el futuro dependerán también del escenario político que se cree en Euskadi y de la «evolución de los acontecimientos» si bien el lehendakari en funciones ha advertido siempre de que «cada cosa tiene su momento».
El previsible acuerdo de estabilidad entre el Gobierno de Patxi López y el Partido Popular reduciría su margen de maniobra, según todas las fuentes consultadas, y condicionaría también la estrategia prevista inicialmente por el lehendakari en funciones para un Ejecutivo sometido a un desgaste severo en el caso de no contar con respaldos sólidos en la Cámara, sobre todo, ante una crisis económica muy profunda que ha llevado a los empresarios vascos a reclamar un ejecutivo fuerte. La hipótesis de un gobierno en minoría sin un acuerdo con el PP podría haber cambiado el análisis.
Otra cuestión es el manejo de los tiempos sobre todo cuando los resultados electorales de Ibarretxe muestran que ha sido el gran activo político del Partido Nacionalista Vasco en los últimos comicios, con una diferencia de 80.000 votos y de cinco escaños con relación al aspirante del PSE y previsible nuevo lehendakari, Patxi López.
El triunfo de Ibarretxe, que lo ha fortalecido ante la opinión pública, podría incluso aconsejar que fuera durante un cierto tiempo el referente del nacionalismo institucional en la oposición pero todavía no hay una reflexión madura a este respecto. El PNV quiere escuchar en primer lugar la disposición personal de Ibarretxe antes de abrir un debate sobre esta cuestión.
Una hipotética disposición por parte de Ibarretxe a no repetir como candidato tendría evidentes consecuencias. En ámbitos parlamentarios se interpreta que la lógica es que si no va a ser el cartel electoral difícilmente podrá ser el referente del nacionalismo en la oposición durante toda la legislatura. Esta decisión podría implicar a medio plazo su retirada del escenario parlamentario como líder de la oposición y la búsqueda de un nuevo dirigente en las filas del PNV que ejerciera ese cometido.
Por otra parte, Ibarretxe también tendrá que despejar otra incógnita y es si será sensible a quienes, sobre todo animados desde el sector más soberanista de su partido, se emplearán a fondo para que traslade su liderazgo al ámbito interno y, en concreto, para que compita en las elecciones internas del PNV y aspire a ser presidente del EBB.
Esta hipótesis podría hacer aflorar un debate interno entre las diferentes sensibilidades internas, en este momento amortiguado por la pérdida del poder y el cierre de filas y la estrategia de unidad interna defendida por Iñigo Urkullu.
Una transición ordenada
Juan José Ibarretxe ha hecho llegar a su entorno también su apuesta por una transición ordenada con el nuevo Gobierno que previsiblemente liderará el socialista Patxi López, desde el máximo respeto a las instituciones vascas.
Otro debate es que en el PNV se asume que en la nueva Administración va a darse de forma probable un cierto vacío de poder en una primera instancia, porque los responsables de confianza política jeltzale en determinados departamentos no contemplan permanecer de forma transitoria en sus puestos con los nuevos responsables socialistas, más allá de los plazos estrictamente necesarios.
En cualquier caso, el hecho de que el PNV pase previsiblemente a la oposición resuelve un problema que solía suscitarse con la bicefalia entre la dirección orgánica del partido y la máxima responsabilidad institucional en la Lehendakari-tza. En los últimos años el liderazgo ha pivotado en la práctica en torno al lehendakari, sobre todo en la medida en la que ha concentrado la estrategia nacionalista en torno a su proyecto de nuevo Estatuto político y su hoja de ruta.
3 comentarios:
Egibar y Arzallus risitas de fondo, el plan Ibarretxeha salido redondo, ahora solo que da recuperar las riendas de los restos del naufrágio que han provocado...¿quedará algo?
Una vez más el tiempo dirá si somos capaces de hacer de la necesidad virtud. Ya lo hemos hecho en el pasado (no hay más que recordar la escisión)y espero que también lo hagamos en el futúro aunque ahora nusetra posición es diferente: la oposición es muy dura.
Solo espero que seamos capaces de reflexionar sobre todo esto y sus implicaciones para nuestra organización como partido. Aunque los primeros indicios, y para muestra la pasada Asamblea Regional de Gipuzkoa ( convocada casi un mes más tarde de las elecciones, sin incluir en el orden del día ni el análisis de los resultados ni la valoración política de la situación y que, encima, no tuvo quorum), no son nada halagüeños.
Nos jugamos el futúro, solo espero que seamos capaces de tomarnoslo en serio y dejarnos de majaderias internas. No hay nadie imprescindible, el capital político personal es un intangible volatil, ya no hay puestos ni cuotas de poder institucional por las que pelearse, el electorado se mueve y cambia con pasmosa facilidad facilidad...Tomemoslo en serio...seremos capaces? Nos jugamos cien años de historia.
Estaría bien que volviéramos al espíritu post-escisión. GBB integrador de TODAS las sensibilidades del partido, trabajo en sintonía con el EBB y compromiso militante en defensa del proyecto de EAJ-PNV. Este proyecto lo lideraron Egibar, Imaz, Txabarri, Martiarena, Amunarriz, Ezkiaga... con notable éxito, por cierto. Nótesen las ausencias y las presencias y sáquense las oportunas conclusiones.
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