Sería un error que el PSE hiciera una política revanchista en cuestiones simbólicas como el euskera o la educación
Dice Ramón Jáuregui que la llegada del PSE a Ajuria Enea es "la culminación de un viejo sueño". El dirigente socialista lo ha sido todo en la política vasca, incluso vicelehendakari del Gobierno Vasco con el PNV, al que su partido acaba de desplazar del poder. "La situación actual no es la de 1987. El PNV no es consciente de que su política de los últimos diez años le ha dejado sin alianzas posibles", sostiene.
Jáuregui defiende el "vasquismo integrador" que representa el nuevo Gobierno Vasco, y advierte al PP que sí quiere que la apuesta socialista funcione habrá que hacer los cambios "de forma natural y sin ostentación". "Aplicar una política revachista en cuestiones simbólicas como la política lingüística o la educación sería un profundo error", afirma.
¿Qué sintió al ver a Patxi López recoger la makila de lehendakari?
La culminación de un viejo sueño. Es una responsabilidad histórica del PSE para hacer posible la convivencia de las identidades tan cruzadas de las sociedad vasca.
No es eso lo que se interpreta desde el otro lado, que ya han tildado al nuevo Gobierno de frentista.
Son anécdotas del recorrido, y la legislatura de Patxi Lopez va a estar llena de críticas a todo y por todo. Lo que importa al final es el camino que marcas. Vamos a hacer ver a la sociedad vasca que el país es plural, que la alternancia es posible y que no pasa nada cuando el PNV pierde el poder. Sólo con eso ya hemos hecho un buen trozo del camino.
En cualquier caso, no parece la mejor forma de llegar a Ajuria Enea.
Probablemente no es el escenario idóneo. Sería mejor una mayoría política mayor, pero eso en Euskadi es imposible porque la fragmentación partidaria es muy grande. Pero desde 2001 el PSE ha pasado de 13 a 25 diputados, y ese salto histórico implica un mandato de cambio que no admitía otras coaliciones.
Un salto que viene matizado por la ausencia de la izquierda abertzale del Parlamento.
Hay un partido que no está porque no quiere. No cuenta. Y el PSOE ha construido un modelo alternativo al del nacionalismo vasco que es el que ha triunfado el 1 de marzo.
Pero usted siempre ha defendido los acuerdos con el PNV. ¿Por qué ahora no?
Porque no era posible. Este Gobierno es consecuencia de los últimos diez años de política nacionalista. Sin un Pacto de Estella, ni un lehendakari que ha buscado la exclusión de los no nacionalistas y sin el salto mortal al soberanismo abandonando el Estatuto, probablemente las coaliciones y la gobernación vasca serían otras. Pero estos diez años no han pasado en balde, y han forjado una alternativa inexorable que es la que ha construido el socialismo vasco.
¿Dónde queda entonces la transversalidad que defendió el PSE en campaña?
Hicimos una campaña basada en una alternativa al nacionalismo independentista, pero sin estar basada ni el revanchismo, ni el antinacionalismo, ni el frentismo. Un proyecto integrador de las identidades vascas, un socialismo vasquista que ha recibido el respaldo ciudadano.
¿Y es coherente eso con el pacto con el PP?
Sí, porque no hemos admitido un Gobierno de coalición. El PP ha tenido la inteligencia de entender que sólo el PSE puede desarrollar ese proyecto.
¿Los socialistas sienten con las manos libres para llevar adelante ese proyecto?
Plenamente libres no. Pero tenemos un socio preferente que es el PP.
Y que va a ser muy exigente en cuestiones que pueden contradecir ese vasquismo integrador que defiende el PSE.
Hay materias en las que hay que ser prudentes. La sociedad vasca tiene una fuerte carga identitaria, y el Gobierno Vasco debe recuperar los consensos con la expresión nacionalista que ellos habían roto previamente. No queremos hacer una política revanchista, ni cambiar los signos, ni las leyes lingüísticas, ni los modelos educativos, ni los símbolos del país. Eso sería un profundo error.
¿Eso también lo entiende así el PP?
Yo creo que sí. Lo que importa ahora es que el nuevo Gobierno Vasco se consolide. Que normalice la situación política y que los vascos entiendan que todo sigue funcionando bien.
Yo no tengo tan claro que el PP no vaya a reclamar modificaciones en esas cuestiones identitarias.
Los cambios que haya que hacer se harán paulatinamente y sin producir heridas. Y el PP está siendo suficientemente inteligente para ser prudente en ese tipo de exigencias. Todo lo que se refiere a cuestiones simbólicas como la política lingüística o la educación las vamos a manejar con mucha prudencia, buscando acuerdos con la comunidad educativa y con las fuerzas parlamentarias. Habrá que hacer las cosas de forma natural y sin ostentación. Hace falta prudencia e inteligencia.
¿La Diputación de Álava entra en ese paquete de cambios?
En mi opinión, no. Si se produce una actuación por parte de las diputaciones en la negociación de las recaudaciones y los cupos correspondientes al Gobierno Vasco que pueda resultar hostil, se pueden considerar determinadas reflexiones. Pero no hay nada pactado.
¿Quiere decir que dependerá de la actitud que tome el PNV a partir de ahora?
Puede decirse así.
El PP ya ha puesto fecha a su vuelta a la Diputación.
Es posible que pretenda otra cosa, pero no depende sólo de ellos.
¿Le ha sorprendido la reacción tan airada del PNV?
No me ha sorprendido, pero me parece un error. El PNV no es consciente de que los diez años de Ibarretxe le han dejado sin alianzas posibles. Ha perdido la centralidad que tuvo en otras épocas. El gran problema del PNV no es hacer la oposición a Patxi López, ni hacer la pinza con el PP contra Zapatero, sino resolver su propia encrucijada. Más que una hostilidad al Gobierno Vasco nada rentable para su futuro, debieran mirarse un poco al interior para ver qué quieren ser.
¿La marcha de Ibarretxe puede facilitar un acercamiento entre PNV y PSE a medio plazo?
Me parece demasiado lejano ese horizonte. En su seno sigue latiendo la tensión de su péndulo patriótico, y la corriente soberanista que apuesta por la unidad de todos los nacionalistas está muy asentada. La marcha de Ibarretxe no resuelve esa incógnita. Deja las espadas en alto de ese combate ideológico que no sé como se va a resolver.
¿Descarta que la legislatura acabe con acuerdos entre PNV y PSE?
No lo descarto, pero no lo veo a corto plazo. Creo que la apuesta táctica del PNV es acortar al máximo la legislatura vasca y española.
¿Qué va a pasar con Navarra?
Las relaciones se van a normalizar. Tengo la esperanza de que Patxi López y Miguel Sanz puedan verse pronto, y hablar de una manera tan natural como dos vecinos cargados de historia común y de intereses comunes, y que puedan hacerlo desde el respeto institucional y la colaboración política leal.
¿Empezando por el mapa del tiempo de 'ETB'?
A mí me parece muy natural que los navarros se vean incluidos en una configuración territorial que también les afecta desde el punto de vista meteorológico. Otra cosa es que también se incluya a La Rioja, por ejemplo. Yo no haría bandera de eso.
En Navarra algunos sí lo han hecho.
Los navarros están encantados de ver ETB , y no creo que les ofenda que se incluya su territorio en el parte del tiempo. Es algo natural, sabiendo además que el Gobierno que tiene el control de esa televisión no está liderando un proyecto anexionista. Si se hace desde el respeto, no creo que esas cosas ofendan.
¿Por qué se impidió al PSN lo que se ha permitido al PSE?
El Gobierno con los nacionalistas vascos era muy contradictorio. Cuando una comunidad tiene una tensión identitaria tan potente como tiene Navarra, ésta es superior a las coincidencias entre progresistas. Aquel era un Gobierno condenado a la inestabilidad y a unas contradicciones muy grandes que hubieran sido difíciles de asumir. Hubiera sido una caja de sorpresas.
Pamplona. Apenas un año después de que el PSOE lo nombrara secretario general del grupo en el Congreso, el partido coloca a Ramón Jáuregui como númerodos de su lista a las elecciones europeas. "Me siento bastante reconfortado con mi nuevo reto", asegura, aunque sin ocultar que los políticos que marchan a Europa "quedan alejados del foco mediático estatal". Admite que el cambio en Ajuria Enea va a dificultar los acuerdos en la Cámara Baja, pero descarta elecciones anticipadas porque "no hay una mayoría alternativa".
El cambio en Ajuria Enea deja al PSOE en minoría en el Congreso...
El trabajo parlamentario es más complicado. El cambio del PNV hace más difíciles los acuerdos con el resto de las fuerzas, incluso políticamente más caros. Pero no hay una mayoría alternativa al Gobierno. Ni PNV, ni CiU, ni la minoría de izquierdas van a apoyar al PP. Habrá dificultades, pero la prueba de verdad estará en los presupuestos del próximo año.
¿Elecciones anticipadas?
Eso es muy prematuro y absolutamente infundado. Tenemos margen para gobernar, y con el Debate del Estado de la Nación va a comenzar la segunda fase del combate a la crisis. Toca una seria reflexión de lo que queda por hacer, con fuertes reformas para mejorar la productividad y la competitividad internacional.
¿La estabilidad de Zapatero depende del acuerdo de financiación de Catalunya?
Es una condición necesaria, pero no suficiente.
La factura, sin embargo, va a ser alta.
La factura será para todos. El sistema de financiación va a beneficiar a todas las comunidades. Resolverá un problema del sistema autonómico.
¿Se le puede poner fecha?
Yo creo que finales de mes.
¿Le preocupa la desmovilización ante las elecciones europeas?
Sí, mucho. Los españoles fuimos los más europeístas, y en los últimos años, quizá por el antieuropeísmo del PP con su abrazo atlántico con Bush, se ha producido un incremento del euroescepticismo.
La culpa no será sólo del PP. El Parlamento Europeo tampoco es que tenga mucho margen de actuación.
Es cierto que no tiene poderes para elegir un presidente europeo. Europa, con la ampliación a 27, se ha hecho más heterogénea y es más difícil tomar decisiones. A esto se une además la tendencia hacia el proteccionismo y el localismo. Debemos convencer a la sociedad de que Europa importa.
¿Se juega más Zapatero que Rajoy?
Este es un pequeño test para Zapatero. Pero si el PP pierde, el liderazgo de Rajoy quedará tocado.
En lo personal, ¿cómo asume su presencia en la lista?
Con el estímulo de recorrer el único espacio de la política que no había tocado hasta ahora. Es un reto interesante, y me siento bastante reconfortado por la llamada de mi partido, que entiende que supongo algún valor y que aporto algo.
¿Es plato de buen gusto?
No oculto que el debate en el Congreso me gusta, pero entiendo que he sido llamado para ejercer una labor igualmente importante.
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