¿Y por qué sólo Escocia?

Carta al director en Noticias de Gipuzkoa.

Carga el señor Jorge Ipiña, en su carta del 28 de agosto, contra la idea del ministro principal de Escocia de celebrar un referéndum sobre el futuro de su país y lo hace tildando de neomedievalista la pretensión de los nacionalistas escoceses y, por extensión, la de algunos nacionalistas europeos entre los que cita, vaya por Dios, a los vascos. Recurre a la teoría de la inutilidad de crear nuevas fronteras, sin cuestionar siquiera la lógica y la legalidad de las que ya existen, y se apoya en el manido tópico de que el viajar es propio de mentes abiertas y comprensivas y ayuda a desterrar ansias fronterizas.

Tengo para mí que George Bush es un político muy viajado, que ha tenido oportunidades incontables de conocer estilos y modos de vida diferentes, pero que ni dan la sensación de haberle aprovechado lo más mínimo, ni podríamos entender que gracias a ello haya alcanzado el grado de fino analista político, ni, personalmente, sería capaz de pedirle a esa mente abierta y comprensiva consejo ante la más leve de mis inquietudes políticas. Es curioso observar que gente como Aznar o Zapatero, que se pasan el día recorriendo mundo, jamás hayan vuelto de sus viajes con el más pequeño ansia de diluir las fronteras de su país en ninguna entelequia supranacional. Más aún, se pasan la vida hablando de una España "indisoluble", con unos límites fronterizos muy definidos. Les gustan los que tienen, son felices en ellos y aspiran a conservarlos per secula seculorum . Ni más ni menos, dicho sea de paso, que la mayoría de los británicos, alemanes, búlgaros o islandeses.

Viajan mucho, es cierto, los jóvenes españoles, pero muchos lo hacen para animar a Fernando Alonso en su lucha frente al hermano europeo Hamilton, o para apoyar a Nadal contra el también europeo Federer. Y darían dinero por ver pasar de cuartos a la selección de Luis Aragonés y harían palmas con las orejas si lo consiguieran a base de derrotar a los gabachos. Y el mundo entero se paraliza para ver unas Olimpiadas donde las fronteras son la base de todo el espectáculo. Y tengo mis dudas de que algún país del mundo se aviniera a ser representado en la ONU por cualquier otro país amigo , por muy bien que este prometiera defender los intereses de aquél. Parece ser que lo que usted define como "mente tribal" está más extendida de lo que cree ver y, a pesar de sus deseos, goza de bastante buena salud.

En cuanto a la advertencia que nos hace sobre lo que nos podría pasar a los países independizados, en el caso de que los estados "matrices" nos negaran el pan y la sal en instancias superiores, he de suponer que el concepto de "mente abierta y comprensiva" que se supone en los que no cuestionan las fronteras actuales, quedaría bastante en entredicho.

En fin, que si el futuro está en la desaparición de las fronteras, habría que empezar por analizar el por qué de la cantidad de nuevos países que han emergido en los últimos años a lo largo y ancho de todo el mundo mundial y de los pocos (¿pocos?) que han acabado por fusionarse. Nada que ver con ese porvenir que nos augura y que a estas alturas, ya debiera estar contemplando la desaparición de Francia e Italia, pongo por ejemplo, y el nacimiento de un nuevo país, mezcla de ambos. Por ahora no lo ve, ¿verdad? Yo tampoco, pero le propongo, para ir abriendo boca, abatir los tabiques de su vivienda que comunican con la casa del vecino y empezar a dar forma a su deseo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿quien es el bobo que se cree que en Escocia habrá referéndum? Con la mayoría tan exigua que ha sacado el SNP, es imposible. Al tiempo.