La Policía teme un atentado "alocado" ante el acorralamiento del núcleo duro de ETA

Las importantísimas detenciones practicadas por las fuerzas de seguridad en tres semanas demuestran que el control que disponen sobre ETA es notable. Expertos de la lucha antiterrorista consultados por este diario se atreven a emplear el término "acorralados" para referirse a los miembros de la organización terrorista.

Sin embargo, las mismas fuentes rechazan cualquier palabra triunfalista y advierten de que los periodos inmediatos a detenciones de este calibre son muy delicados para los cuerpos policiales y para la sociedad en general. Los expertos señalan que no es descartable que ETA intente devolver el duro golpe de la detención de Garikoitz Aspiazu y de su sucesor, Aitzol Iriondo, con alguna acción "alocada" en las próximas horas o días. El propio Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro del Interior español, subrayó ayer esta posibilidad.

La vanguardia policial se resiste a hablar de debilidad en ETA. Sin embargo, los golpes policiales que ha recibido son de un calibre exagerado. No han caído segundones, no, han caído los presuntos máximos responsables de la práctica armada en la organización. Al mito Txeroki le ha sucedido, tres semanas después, Iriondo, Gurbitz, señalado por todos como su sucesor y al que algunos medios españoles ya denominan con indisimulada sorna como Aitzol, El Breve. Según informaciones de agencia, la madre de Iriondo es concejala de ANV en Lasarte-Oria.

El origen de su detención podría estar en la caída de Garikoitz Aspiazu. Txeroki estuvo casi dos meses picado (vigilado, en el argot policial) antes de que le colocaran unas esposas en Cauterets. Esa vigilancia habría sido el hilo del que habrían tirado la Guardia Civil y la Policía gala para llegar hasta Aitzol Iriondo, Eneko Zarrabeitia y Aitor Artetxe. Como ha quedado patente, el control sobre algunos destacados dirigentes y activistas de la banda es total.

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