Una furgoneta bomba deja 46 heridos leves tras estallar en una casa cuartel de Burgos

Una furgoneta bomba de ETA con alrededor de 200 kilos de explosivos ha estallado sin aviso previo en torno a las cuatro de la madrugada junto a la casa cuartel de la Guardia Civil en Burgos, situado entre la calle Jérez y la avenida Cantabria, según han informado fuentes policiales. Alrededor de 46 personas han resultado heridas de carácter leve con cortes y pequeñas heridas, entre ellas dos mujeres embarazadas y seis niños, de las cuales 38 han sido trasladadas al hospital General Yagüe. En total, 118 personas han sido evacuadas.

La explosión se ha desencadenado en la parte trasera del edificio provocando un cráter en el pavimento y daños materiales en el edificio de la Benemérita, así como en las casas colindantes. Hasta el lugar del siniestro se han desplazado miembros del Cuerpo Nacional de Policía, la Guardia Civil, y la Policía Local, que han acordonado la zona hasta una distancia de unos doscientos metros. Las Fuerzas de Seguridad repasan las grabaciones de las cámaras de vigilancia exterior para ver en qué momento fue aparcada la furgoneta y si se distingue a algún terrorista.
"Pretendían hacer el mayor daño posible"

El delegado del Gobierno en Castilla y León, Miguel Alejo, ha asegurado que la carga explosiva usada en el ataque ha sido "muy importante" y ha afectado a las 14 plantas del edificio, sobre todo los primeros pisos, que han quedado destrozados por completo. "Todavía no se puede determinar qué tipo de vehículo es, porque esta completamente destrozado y sus restos están calcinados", ha explicado Alejo, que ha señalado en el lugar de los hechos que no se recibieron avisos sobre la existencia del artefacto. "Pretendían hacer el mayor daño posible", ha aseverado.

Alejo ha confirmado asimismo que hay alrededor de una treintena de heridos de carácter leve, entre los que se encuentran varios niños y ha señalado que en las próximas horas se pondrá en marcha una oficina para atender a todos los afectados. Hasta la zona se han desplazado también el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, y el alcalde de Burgos, Juan Carlos Aparicio.

Vecinos de la casa cuartel han lamentado los grandes daños que han sufrido sus casas y han opinado que se ha evitado mayor número de afectados porque muchas personas están de vacaciones. Un joven de unos 14 años, hijo de un guardia civil, ha relatado cómo se despertó al escuchar un "fuerte golpe". El joven, según ha explicado, se ha bajado de la cama y, al poner los pues en el suelo, ha visto que faltaba parte de un muro del edificio y parte del suelo, por lo que se ha palpado pensando que le había pasado algo. Afortunadamente, sólo ha sufrido un arañazo en la cara, ha podido salir por su propio pie, y ha pedido un móvil a un periodista que estaba en la zona para llamar a sus familiares.

La Avenida de Cantabria, donde se produjo la explosión, en concreto en la parte trasera de la casa cuartel destinada a residencia que da a la calle Jerez, ha sido escenario de niños llorando debido al susto y otras expresiones de pánico. Los vecinos del número 85 de la Avenida de Cantabria han sido desalojados de sus viviendas, aunque algunos de ellos ya habían bajado antes a la calle ante el temor de que el edificio pudiera sufrir algún daño importante por los desperfectos en la fachada.

Desde la calle se puede ver el interior de muchas de las casas, entre ellas un salón y una habitación infantil de un piso cuyos habitantes se encontraban fuera, de vacaciones. En el lugar del suceso, un equipo de bomberos de Burgos ha estado retirando alguna partes de fachada y sobre todo ventanales para evitar el riesgo de que caigan a la calle, que continúa acordonada.

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