La improvisación del Gobierno Vasco desestabiliza su gran cumbre anticrisis

Demasiadas prisas, exceso de improvisación, ningún cuidado en las formas, comunicación deficiente, filtraciones interesadas a la prensa... El Gobierno Vasco ha decidido acelerar en la lucha contra la crisis sin mirar el semáforo, y estaba en rojo y había peatones cruzando. Su gran cumbre anticrisis nace con una gran polvareda originada por un cúmulo de despropósitos.

Habrá reunión el próximo lunes, estarán representados las tres diputaciones, el Gobierno Vasco a través de cuatro departamentos (Economía, Empleo, Industria y Administración Pública) y la Asociación de Municipios Vascos, Eudel, pero los diputados generales no acudirán. Primero, como expresión de su protesta ante lo que consideran un agravio a su rango. También -un aspecto más importante- porque hay poco o nada que hacer si antes no existe un exhaustivo trabajo técnico previo con los datos de recaudación fiscal en la mano.

La raíz del encontronazo nace de la forma en la que han sido informadas de la cumbre las diputaciones. El consejero de Hacienda, Carlos Aguirre, envió el martes a los diputados un correo electrónico anunciándoles la llegada de una carta y su contenido. También se comunicó vía telefónica con sus gabinetes, aunque no en todos los casos logró ponerse en contacto con los presidentes de las diputaciones, esclavos como el propio consejero de su agenda institucional.

Sin embargo, Aguirre obvió ese detalle. Su convocatoria era cerrada (el próximo lunes a las 16.00 horas), una práctica habitual en la empresa privada de la que procede el consejero de Hacienda pero una absoluta inconveniencia en las relaciones interinstitucionales. El requerimiento es más propio de un alto ejecutivo que cita a sus subordinados que del equilibrio institucional que conforman diputaciones y Gobierno Vasco.

La iniciativa nacía salpicada por el recelo. La desconfianza fue a más cuando los diputados vieron publicada ayer en un diario la convocatoria antes de contestar -la carta llegó en la tarde noche del martes- y, si fuera necesario, buscar otra fecha tras confrontar agendas.

Con la noticia en la calle, la opinión pública posó su atención en las diputaciones. Al margen de esa presión, Markel Olano, José Luis Bilbao y Xabier Aguirre coordinaron una respuesta. En esencia, lamentaron el modo en el que se había gestado la cumbre y destacaron que si lo que se pretendía era darle un primer impulso al más alto nivel de representación institucional, la participación del lehendakari era indispensable. No compraron billete.

El viaje no tenía ningún sentido sin Patxi López y sin un trabajo previo que posibilitara que el encuentro no se sustanciara en una vana imagen. Al mismo tiempo, la propuesta de Aguirre obvió la oferta del PNV para llegar a un gran pacto interinstitucional presupuestario como resorte contra la crisis. Un plan que fuentes de las diputaciones creen necesariamente compatible con el de Lakua.

El plante es, en cualquier caso, estético. Al encuentro acudirán altos cargos forales -Gipuzkoa estará representada por su diputado de Hacienda, Pello González- que revestirán la cumbre de la importancia que merece. El error de precipitación se produce en un instante clave para la economía vasca. El Gobierno Vasco está recibiendo esta semana los datos de recaudación de junio de las haciendas forales y es posible que los gráficos demuestren el desplome de los ingresos de las diputaciones experimentados ese mes.

Son cifras ya esperadas, pero que observadas negro sobre blanco han podido desatar las urgencias en el Ejecutivo autonómico. El termómetro más nítido de la situación llegará en breve con el cierre este mes de julio de la campaña del Impuesto de Sociedades, el tributo que grava los beneficios empresariales.

Será entonces, en torno a principios de septiembre, con todos esos datos sobre la mesa, cuando las diputaciones consideran que será posible tomar decisiones. En ese momento, las instituciones llamadas a liderar la segunda parte de la crisis, salir del pozo, tendrán base para hacerlo.