Anoeta falleció en Loiola

Editorial de Noticias de Gipuzkoa.

Era una apuesta sensata, una apuesta de tantas posibilidades que fijó fecha y lugar para la historia actual de Euskal Herria. El 14 de noviembre de 2004, el portavoz más cualificado de Batasuna, Arnaldo Otegi, propuso con toda solemnidad una metodología para solucionar el conflicto vasco basada en dos espacios diferentes de diálogo: un acuerdo entre los agentes políticos, sociales y sindicales, y otro distinto entre ETA y los estados español y francés.

Batasuna se mostró dispuesta a "sacar el conflicto de las calles" como aportación al proceso. Estimulados por ese espíritu de Anoeta, desde muy diversos ámbitos se pusieron los cimientos de un proceso en el que se implicaron tanto el Gobierno español como ETA, así como las fuerzas políticas vascas y no vascas y las instituciones de este país, al tiempo que renacía la esperanza en la sociedad. Sólo el PP y sus apéndices mediáticos establecieron un frente implacable, feroz, para evitar que el intento de paz y normalización acabase en éxito del Gobierno del PSOE. Fue un buen intento apoyado en un buen esquema, el último tren quizá. Pero Anoeta falleció en Loiola, en aquellas reuniones a tres bandas (PSE, PNV y Batasuna) en las que se llegó a tocar con los dedos el acuerdo, pero que la falta de realismo del sector dominante en ETA desperdició.

Precisamente cuando, por fin, iba a llegar el triunfo de la política sobre las armas, llegó ETA y mandó a parar. Muerto y enterrado en Loiola el espíritu de Anoeta, lo que vino después no ha podido ser más desalentador. Abiertos todos los frentes por parte de ETA, volvieron el miedo, el desasosiego y la amenaza, la violencia callejera cuando no la crueldad ciega del coche bomba o el explosivo. Por la otra parte volvió la represión más virulenta, la cárcel como destino para los dirigentes de la izquierda abertzale el cierre de toda esperanza para las justas reivindicaciones.

Otra vez el abismo de la desconfianza, otra vez el riesgo de la confrontación de bloques, la imposibilidad de entendimiento entre diferentes. Ante este erial político, sorprende el optimismo de Batasuna y sus apelaciones a retomar lo que ya no tiene por dónde ser retomado. En su tercer aniversario, la declaración de Anoeta es ya papel mojado del que poco se podrá aprovechar al menos hasta que las elecciones generales despejen el panorama. Y aún así, costará empezar de nuevo.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

El compromiso de Anoeta, Otegi se lo fumó como el tabaco que guardaba el paquete del blog. A mi no me gusta Rubalcaba, pero estoy de acuerdo con lo que ha dicho. Sin la autorización de ETA, Batasuna no es capaz ni de ir a la vuelta de la esquina. Triste pero real.

Anónimo dijo...

No critiquéis a Arnaldo. Es nuestro hijo descarriado. Pero ya volverá a la casa del padre y juntos caminaremos de la mano hacia el horizonte de la independencia. Y a Buen, que le den morcilla.

irune dijo...

Arnaldo no es Gerry Adams ni sus colegis. Tiene dos posibilidades, sólo dos. Una, corage y visión de futuro y en consecuencia le dice a ETA "capri se fini" o a seguir de monagillo de tercera. Es su problema, ya tiene edad para tomar decisiones importantes que no consistan tan sólo en vender peines a calvos y calvas.

Anónimo dijo...

En este momento a Otegi no le interesa acumular fuerzas sino como resolvera el rpoblema de su jubilacion.Se ha dado cuenta que esta mas solo que la una y eso a los 65 años,cuando los cumpla va a ser terrible.

Anónimo dijo...

Lo tiene fácil. Seguro que en el Parlamento vascongado que él tanto ha despreciado habrá algún mecanismo para ponerle una pensión como ex-parlamentario.

Anónimo dijo...

Te equivocas gaitxurizketa.Para eso tiene que cotizar.Y este solo ha cotizado hasta ahora en ETA.Por eso esta en el trullo.

Anónimo dijo...

Yo creo que se acabaron los tiempos de Lizarra, de Anoeta, de Loiola... de considerar a los radicales de Batasuna como parte del movimiento nacional vasco (porque no lo es). Y solo hace falta escuchar a Gabirel Ezkurdia "analista internacional" en "Pásalo" para comprobar qué lejos está un abertzale demócrata de esta gente (que está muy, muy cerca del fascismo).

ETA no es consecución de un conflicto político. Es, simplemente, una organización que, al no contar con el respaldo popular, intenta imponer su particular y minoritario programa político a tiros o a bombazos. Y todos los que no aceptamos su programa somos su objetivo cierto. Es decir, el 90 por ciento de la población del conjunto de Euzkadi (la siete provincias) somos objetivos de ETA. O no quedó claro el otro día en Algorta.

Anónimo dijo...

el que está cerca de la democracia y del movimiento nacional vasco es el tal Gurrea y los presentadores del programa.Verdaderos abertzales, demócratas sin tacha y finos analistas, por otra parte.

Anónimo dijo...

Gurrea es un tipo del PC (si no ha cambiado). Pero, el PC hace años que no intenta imponer su programa a tiros.

irune dijo...

Gurrea se jugó el tupé. Cuando hoy el amigo Gabriel Ezkurdia es un antisistema que chupa de él sin ningún pudor. Uno puede y debe discrepar, pero no justificar por activa o pasiva la imposición de unas ideas bajo el chantaje de la violencia. Esa es la diferencia, es una diferencia pre-política, es regla mínima de convivencia. a mi a veces también me carga Gurrea y qué? pero el antisistema va de progre anillado y no es capaz, por lo que yo le he visto y oido, de condenar taxativamente a ETA.

Anónimo dijo...

* Euzkurdia no condena a ETA. Está en ese discurso fanático de los radicales. Yo tengo toda la razón. El resto (de lo que llamaría "Euskal Herria") son los engañados anti-demócratas. Toda la prensa (excepto "Gara" o "Zutabe") no es democrática. Pensaban lo mismo los franquistas de la prensa del Movimiento en la que "militó" el gallego (y enlace sindical) José Benigno Rey (a) Pepe Rei, uno de los seres más repugnantes que uno puede echarse a la cara.