Sacerdotes vascos y franquismo

Carta al director en Noticias de Gipuzkoa.

La beatificación y la canonización tienen un sentido estrictamente religioso y, por lo tanto, sólo afecta a quienes nos mantenemos dentro de esa religión.

El masivo proceso actual de beatificación ha sido debido, según hemos podido leer, a la ejecución de una serie de personas por haber defendido su fe y no renegar de ella. Si es así, y no he leído ni escuchado comentarios distintos, no hay nada que objetar. Diversos sectores políticos y de prensa alineados con los que perdimos la guerra originada por Franco, han alzado la voz ante dicho acto.

Los obispos en diversas ocasiones han hecho oír su voz ante distintos hechos que han acontecido en la sociedad española y vasca. Unas veces ha sido sobre temas religiosos, otras sobre otros temas. Ha sido frecuente que los políticos y los medios de prensa que no se veían apoyados por dichos comentarios, les criticaran por tratar temas, desde su punto de vista, no estrictamente religioso. Daba la sensación que los obispos no eran ciudadanos, y como tales, con el mismo derecho que los demás de expresar su opinión.

Lo curioso es que ahora, sobre un tema puramente religioso, esos mismos políticos y medios de prensa opinen sobre lo que la Iglesia debe hacer, a quiénes beatificar y a quiénes no. Y es más curioso todavía que lo hagan quienes se declaran no católicos. Opino que es un sin sentido. Como abertzale y católico, me apena que nuestros sacerdotes asesinados por el franquismo no hayan tenido el mismo reconocimiento. Sin embargo, hay una diferencia básica. Su asesinato, independientemente del comportamiento profundamente religioso de esos sacerdotes, fue por su condición de vascos. Considero que esa es una diferencia básica que debemos tener en cuenta.

Me duele, como abertzale y católico, que los obispos de la iglesia española no hayan tenido en todos estos años palabras de reconocimiento hacia estos sacerdotes que eligieron mantener su ejercicio religioso junto al pueblo que les vio crecer y al que fueron adscritos para desarrollar su función. Sólo el posteriormente desterrado Obispo de Gasteiz, D. Mateo Múgica, se refirió a ellos de forma muy elogiosa. Mi reconocimiento total para ellos.

Considero que los obispos españoles deberían reconocer que el franquismo no fue ninguna cruzada y que cometió atrocidades, durante la guerra y después de ella, no sólo contra sacerdotes y religiosos, sino contra colectivos civiles como fue, por ejemplo, el Pueblo Vasco. Volviendo a citar al D. Mateo Múgica (Imperativos de mi conciencia):

"Entonces pudimos ver que el mal no era herencia exclusiva de un solo bando beligerante.Unos practicaban el mal por servir sus ideales anárquicos; otros hacían lo mismo, pretextando que obraban en nombre de Cristo. Éstos fusilaron a sacerdotes vascos y a numerosos fieles de mi diócesis; los primeros asesinaron a muchos Obispos; los segundos privaron de libertad canónica para ejercer el ministerio eclesiástico en su diócesis al Obispo de Vitoria."

Sin embargo, lamento no tener ninguna confianza en que los actuales obispos españoles tengan unas palabras que nos puedan servir de consuelo a quienes practicando la misma fe, discrepamos frontalmente de sus posiciones políticas

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Echo en falta,desde el inmenso respeto que tengo por D.Jose Maria Setien y D.Juan M.Uriarte una iniciativa valiente sobre el particular.

Unknown dijo...

Ni Setien, ni Uriarte, ni ningún otro clérigo van alzar la voz en contra de su institución, como tampoco alzan la voz contra la ignominia de la COPE. No nos equivoquemos.

Lo que hay que hacer es juntarse un grupo de católicos e iniciar los procesos de beatificación de curas y otros católicos vascos asesinados por los cruzados.

Pero, esto es fácil. Reunirse, ir a la Parroquia, reunir a varias Parroquias,...

Los curas vascos murieron por defender su fe.

Anónimo dijo...

A mí todo este debate me parece falso. A los religiosos vascos fusilados, perseguidos, encarcelados y represaliados, somos, sobre todo, los católicos vascos los que tenemos que rendirles homenaje. Èspecialmente los católicos nacionalistas vascos. El problema es que apenas quedan ya católicos nacionalistas vascos. EL PNV abandonó hace tiempo la idea confesional y la referencia democristiana. Hoy, la mayoría de sus juventudes desprecian el principio inspirador del humanismo cristiano y sólo se sienten interpelados por las machadas estridentes que Pernando y compañía dan ante los medios de comunicación. ¿Para qué tanta protesta latismera? La jerarquía española hace con sus clérigos mártires lo que siempre ha hecho. Utilizarlos con criterio político. A nadie debe extrañar esto. Los que han perdido apoyo, respaldo y contexto son los curas vascos represaliados. No vale echar la culpa a los demás. Es nuestra.