Siguen las negocaciones

Tras el comunicado de E.T.A la vida sigue y por ende, los posibles pactos para configurar las instituciones también. Ayer se reunieron las ejecutivas gipuzkoanas del PNV y EA, es decir, Egibar y Galdos.

La incógnita de las alianzas sigue abierta en Gipuzkoa aunque poco a poco se van moviendo las piezas en el complicado tablero de la gobernabilidad. El PNV está dispuesto a gobernar con EA en este territorio pero no comenzará de manera formal la negociación con este partido hasta que decida si finalmente quiere o no pactar con los socialistas la futura Diputación foral. Un dilema que EA ya ha anunciado que resolverá en los próximos diez días.

Sendas delegaciones guipuzcoanas del PNV y EA, encabezadas respectivamente por Joseba Egibar e Iñaki Galdos, mantuvieron ayer la segunda reunión después de las elecciones forales y municipales del pasado 27 de mayo. El encuentro -desarrollado en un tono cordial y en el que, además, participaron Peio González e Iñaki Sagarzazu (EA) y Markel Olano y Eneko Goia (PNV)- sirvió para constatar la voluntad de los jeltzales de formar una coalición de gobierno con EA. Pero también permitió conocer que los peneuvistas no quieren iniciar una negociación hasta saber si EA despeja de forma definitiva su política de alianzas y decide si pacta o no con el PSE, un extremo que se resolverá la semana que viene.

Hasta el momento, EA tiene las dos hipótesis encima de la mesa: por un lado, la de un acuerdo con el PSE, que fue la primera fuerza política y obtuvo 5.000 votos por ventaja. Por otra parte, la de un entendimiento con la segunda fuerza, el PNV. En ambos supuestos, el ejecutivo foral tendría 23 escaños, a tres de la mayoría absoluta.

Lo que sí parece cada vez más claro es que Ezker Batua-Aralar no formará parte del futuro gobierno foral. Este grupo de izquierdas, que tiene seis junteros, ha hecho de sus reivindicaciones frente a las grandes infraestructuras -puerto exterior de Pasaia, incineradora, tren de alta velocidad o ampliación del aeropuerto- una de sus banderas de referencia a lo largo de la campaña. De hecho, Ezker Batua ha presentado un listado de propuestas al PNV que hacen difícil la posibilidad de un acuerdo de gobierno. El recurso a la fórmula de las discrepancias pactadas podría servir para aparcar las divergencias pero no parece que ésta sea la apuesta de EB-Aralar. No hay que olvidar que el previsible portavoz de EB en las Juntas Generales de Gipuzkoa, Mikel Izagirre, encabeza la lista más votada en Urnieta al frente de una plataforma contra la construcción de la incineradora.

Mientras tanto, EA prosigue los contactos con los socialistas guipuzcoanos, con quienes explora un documento de bases de carácter político. Las conversaciones entre la dirección guipuzcoana de EA y la ejecutiva del PSE de Gipuzkoa se encuentran avanzadas. La ejecutiva que preside Galdos presentará en los próximos días tanto al PNV como al PSE una propuesta de regeneración y transparencia en el funcionamiento de las instituciones forales que contempla, entre otras medidas, un cambio en el sistema de adjudicación de obras desde la Diputación foral, la presencia de todos los grupos políticos en el consejo de administración de la sociedad de gestión de las carreteras Bidegi, así como de todos los grupos junteros en las comisiones de las Juntas Generales. Otra de las reivindicaciones de EA, que ya emergió en el debate electoral, es que el diputado de Hacienda no sea del PNV. A su vez, los socialistas quieren que el PNV pierda el control político sobre el consejo de administración de la Kutxa.

En este contexto, la Asamblea Nacional de EA se reunió ayer en Vitoria para estudiar los resultados electorales y comenzar a examinar el panorama de una futura política de alianzas. La presidenta del partido, Begoña Errazti, explicó los resultados desiguales obtenidos en los comicios de mayo, aunque a la vez incidió en la capacidad de arbitraje que puede tener EA en determinadas instituciones para decantar los pactos.

En la Asamblea no se trazó ninguna estrategia aunque por parte de la dirección nacional quedó patente que la competencia última para fijar las alianzas debe responder a un criterio de cierta "coherencia nacional" en tres territorios, admitiendo que un posible pacto entre el PSN y Nafarroa Bai facilitaría un pacto con los socialistas en Gipuzkoa. En la Ejecutiva Nacional de EA se observan dos sensibilidades al respecto. Por un lado, Begoña Errazti y el consejero Joseba Azkarraga, claramente partidarios de alcanzar acuerdos con el PNV, entre otros motivos para no precipitar una crisis en el actual modelo tripartito con EA y con EB. Por otro, otros dirigentes, como por ejemplo Unai Ziarreta o Rafael Larreina, no se cierran del todo las puertas a pactos con el PSE, tanto en Gipuzkoa como en Álava. En este último territorio, al parecer, la mayoría de los concejales de EA se decanta por acuerdos con el Partido Socialista.

Uno de los mayores temores que no ocultan los dirigentes de Eusko Alkartasuna es que su política de alianzas se vea trastocada al final por variables del contexto político. Así, temen por ejemplo una operación entre PNV y PSE para retomar a medio plazo una estrategia de entendimiento, por ejemplo, tras las próximas elecciones generales, si el presidente Zapatero necesita el concurso nacionalista para lograr una mayoría estable.

Este supuesto genera algunas dudas de peso en la medida en la que predicen que EA se convertiría en la primera damnificada de una nueva entente entre los jeltzales y los socialistas. La discusión se resolverá en la próxima semana.

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