Diez años de la Declaración de Barcelona
José Manuel Bujanda Arizmendi en Noticias de Gipuzkoa.
"BUSCAMOS un sistema de convivencia en el cual no nos sea concedida ni recortada al gusto de los legisladores de Madrid, una personalidad que es nuestra por el propio derecho, con arreglo a la ley natural anterior, y superior al estado, sino que la organización estatal parta de la realidad de esa previa existencia sin perjuicio de la concreción de facultades que a la Comunidad peninsular hayan de ser atribuidas en el nuevo régimen paccionado que al efecto se otorgue". M. Irujo.
Retomando las experiencias históricas de la Triple Alianza de 1923 y Galeuzka de 1933, el Bloque Nacionalista Galego, Convergencia i Unió y el Partido Nacionalista Vasco suscribieron en Barcelona el 16 de julio de 1998 la Declaración de Barcelona. Galicia, Euskadi y Cataluña son naciones con historia, personalidad y culturas propias. Y con probada voluntad ciudadana de querer seguir siéndolo. Los firmantes consideraron imprescindible el reconocimiento de los respectivos ámbitos nacionales de decisión y establecieron una estrategia de colaboración dirigida a la constitución de un Estado plurinacional, pluricultural y plurilingüe. Se consideró la importancia de generar una nueva cultura política en la defensa de un nuevo modelo del Estado con una nueva actitud ante la diversidad de culturas y de lenguas.
Se consideró importante la presencia más directa de las tres naciones en los foros internacionales a través de futuras medidas, como la reforma de la Ley Electoral para las elecciones europeas o la participación en las delegaciones del Estado en los órganos e instituciones de la UE siempre que trataran de cuestiones relativas a las competencias de las tres naciones, es decir una presencia razonable en las representaciones diplomáticas del Estado.
Las culturas y las lenguas ocuparon un amplio campo de sugerencias y reivindicaciones. Se abogó por conseguir las competencias plenas y exclusivas en lengua y cultura, así como el compromiso para conseguir el reconocimiento oficial de las lenguas propias de cada nación en todos los órganos institucionales y políticos del Estado Español. Se propugnó velar por la implantación progresiva del uso de las lenguas propias en la administración de la justicia y velar por la implementación del uso de los topónimos y antropónimos gallegos, vascos y catalanes en su forma oficial por parte de todas las instituciones del estado.
Se consideró interesante la promoción, conocimiento y asimilación social en el conjunto de la piel de toro, de la riqueza y diversidad nacional, lingüística y cultural de Euskadi, Cataluña y Galicia. Se reconoció imprescindible para ello la implicación, en su caso, de los medios de comunicación del Estado, de los planes de estudio a todos los niveles, de las empresas públicas de producción y difusión de audiovisuales y nuevas tecnologías de la comunicación, así como de las campañas de promoción cultural en el exterior. Los medios públicos de comunicación del Estado deberían de responder a los principios de objetividad y respeto al pluralismo, reflejando la diversidad nacional, cultural y lingüística del Estado impulsando para ello una aplicación preactiva, abierta y flexible del Estatuto de la Radio y Televisión.
Los firmantes reflexionaron sobre la posibilidad de introducir las reformas necesarias en la legislación vigente con la finalidad de permitir que las selecciones nacionales gallegas, vascas y catalanas pudieran actuar y competir en cualquier nivel. Se abogó por la reforma del Tribunal Constitucional de forma que tuviera presente la pluralidad nacional del Estado y se apostó por que los Tribunales Superiores de Justicia fueran en su caso la última instancia en la resolución de litigios, es decir por que fueran los órganos supremos de interpretación y creación de la doctrina jurisprudencial en sus ámbitos respectivos.
El papel actual del Senado fue objeto de crítica y se consideró fundamental impulsar las reformas necesarias para que reflejara en sus objetivos, composición, procedimientos y competencias la plurirealidad del Estado. Se propuso la supresión de las Delegaciones y Subdelegaciones del Gobierno Central.
Creo que no hemos avanzado nada. Temo que hayamos retrocedido. Y lo escribo desde la desesperanza de no vislumbrar a plazo corto mejores perspectivas. La victoria europea de la selección española de fútbol y los comportamientos, declaraciones, actitudes y comentarios que se han derivado después del minuto 90 de juego me impiden hacerme ilusiones. El nacionalismo español existe, es poderoso, lo sabe y no acepta otras percepciones ni diferentes sentimientos de pertenencia.
Su mensaje es claro, el límite es la Constitución, la soberanía recae en la sociedad española y el único ámbito de decisión es España. Así se demostró lamentablemente cuando el cepillado del jocoso Alfonso Guerra a un Estatut de Cataluña aprobado por la abrumadora mayoría de un 90% de sus diputados.
El nacionalismo español es el más obligatorio de todo. El más intransigente e intolerante. El que menos respeta y asume las voces discrepantes. No puede concebir que alguien no se declare partidario de la selección española. Nos han llamado, sectarios, intolerantes, mentecatos, antideportivos, aguafiestas, mezquinos, "carcomidos por un ego perturbado" y…hasta pigmeos.
He leído en la editorial del ABC "el orgullo de millones de ciudadanos de exhibir sin ridículos complejos ni absurdos pudores su condición de españoles y su orgullo por la bandera nacional y por el escudo constitucinal que los jugadores lucen en el pecho. Miles de familias han colgado en sus balcones rojigualdas como muestra de sincera identificación con la selección y sus metas deportivas o, más sencillamente, con la idea de España como una gran nación..."
Termino parafraseando al presidente del PNV, Iñigo Urkullu, y deseando vivamente que sus deseos a futuro no caigan en saco roto "...desde la responsabilidad, el PNV ofrece un acuerdo de futuro en una cuestión de Estado, de largo aliento y alcance, al menos para dar cobijo a la Euskadi de la próxima generación, un acuerdo que persigue profundizar en el autogobierno y en la democracia, es decir en la ampliación del poder político vasco y en la recuperación para nuestra ciudadanía de su capacidad para decidir en cada momento su futuro y el status jurídico-político de su Nación. Un autogobierno del siglo XXI entendido desde la bilateralidad. Ofrecemos y reivindicamos este acuerdo en un momento de vital trascendencia para nuestra sociedad. Un momento político social en el que necesitamos nuevos instrumentos para que Euskadi pueda hacer frente desde su autogobierno a los importantes y difíciles retos que vienen a un mundo cada vez más globalizado".
Es decir un pacto con el Estado recíproco y de garantías, cuya interpretación y cumplimiento no puede quedar al arbitrio de una de las partes. Dicho de otra manera, bilateralidad efectiva, garantías y condiciones de lealtad y respeto a nuestra idiosincrasia e identidad. Pacto que obliga al acuerdo y a la cooperación, que supone reconocimiento mutuo y que articula una interdependencia en espacios de actuación compartidos. Libre adhesión e intento de una relación amable con España. Lo otro es más de lo mismo.
2 comentarios:
Por lo que veo en la foto fue una de las pocas últimas acciones sensatas que hizo xabier Arzalluz. Hoy no tengo ni idea lo que haría. Quizás hoy calificaría de entreguismo, epela, rendición y no sé que cosas más hasta al propio Galeuzka !!
Cómo aburrís ya con xabier arzalluz...por qué no hablais de urkullu????Eso sí que es un presidente del ebb...
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