Nosotros sí queremos decidir

Carta al Director en Noticias de Gipuzkoa.

La gran sorpresa de estos primeros meses de mandato de la nueva Corporación irunesa presidida por el alcalde Santano ha sido el apoyo de ANV a las decisiones más importantes. Su portavoz ha afirmado que están dispuestos a apoyar lo que sea bueno para el pueblo de Irun.

El día 20 de julio se sometía a votación la delegación de competencias del Pleno en la Junta de Gobierno, entre otras, el establecimiento de los precios públicos de determinados servicios y las acciones judiciales.

Esto significa, por ejemplo, que cuando haya que establecer los precios a cobrar por los servicios en el Centro Cultural Amaia o Solas-Jolas, entre otros, o bien se trate por el Ayuntamiento de emprender una acción judicial contra una persona, grupo social o político, institución, etc., la decisión corresponderá a la Junta de Gobierno, o sea, a los miembros del PSE en exclusiva.

Se trataba de votar y ceder capacidad de decisión, que por ley corresponde al Pleno, en el grupo del alcalde y para todo el mandato, y contó con el voto favorable de ANV, no así del resto de la oposición PNV, PP y EB-B, que no apoyó.

Cada grupo está en su derecho de interpretar como mejor le parezca los intereses de sus votantes y en función de ello apoyar lo que crea conveniente. Pero dudo que los votantes de ANV depositaran su confianza el 27 de mayo en sus candidatos, para que luego estos, a su vez, cedieran la capacidad de decidir en otro grupo, en este caso el PSE, al que por cierto llaman carcelero y acusan de haber realizado un fraude electoral, entre otras lindezas. Desearía que en vez de refugiarse en falsos discursos me explicase cuál es el beneficio de esta decisión para el pueblo de Irun.

Cada grupo puede apoyar lo que le venga en gana, y si decide renunciar a su capacidad de decidir, allá ellos, pero por favor, no pidan a otros que se metan en sus asuntos, cuando con su acción nos priva de nuestra capacidad de decisión plenaria, porque nosotros sí queremos administrar el apoyo recibido de nuestros votantes por nosotros mismos, sin delegarlo en otros partidos.